Cuando contemplé, en pantalla grande y con doce años, a Sean Connery jugarse la vida para salvar del fuego unos libros antiguos en El nombre de la rosa, entendí poco su reacción. Me afectó más Cristian Slater metiéndosela torpemente a la gitanita, la rosa. Pasados los años, y sin ser un lector riguroso o exaltado, entiendo mucho mejor lo que es amar a un libro. A él y a su autor, más que a un conocido. Por todo lo que contiene o también por la huella que tú dejaste en él. Soy de los que marca los libros. Los subrayo, los machaco, hago anotaciones.
Contaba Félix Romeo que había asistido a una exposición sobre Francis Bacon donde se podían ver algunos de los libros que él leía, usaba, desvirgaba. Y contaba que era un deleite ver aquello, imaginar a Bacon, entenderlo en aquellos garabatos, en esas manchas. Mosquéate de aquel que vende, presta, expone o da en herencia libros impecables, impolutos, sin mácula, vírgenes. O no lee o lee como come o caga. Soy de los que juzga una casa y a una persona no sólo por su librería, sino por cómo trata a sus libros.
Ahora nos anuncian (lo impondrán en breve) una abominación llamada “libro digital”. Y lo llamo así porque tener acceso a miles, cientos de miles de ensayos para leerlos y estudiarlos en una pantallita me parece fetén, ¡pero leer así novelas! ¡La novela o la poesía, hasta la mala, requiere una forma, un ritual, un diseño que se ha respetado durante siglos por algo!
Menos mal que uno no está del todo solo y lee a gente como el editor Mario Muchnik, que algo sabe del tema. Escribía Muchnik sobre el libraco digital: “¿Por qué oponerse a objeto tan noble? Hace poco, degustando durante una cena un vino fino, uno de los comensales hizo la pregunta clave: ¿por qué usar una botella tan bonita, con una etiqueta tan elegante? ¿No sería igual, y comercialmente mejor, poner este maravilloso líquido en una caja tipo tetrabrik?”.
Sé lo que es que te diseñen una portada digna de fusilar al diseñador al amanecer. Sabes el daño que le va a hacer esa cubierta, pura forma, a un libro cuya esencia te has currado. Un inútil, en media hora, puede cargarse el trabajo de años. Sigo y me despido con Muchnik porque el artículo era magistral:
“La lectura no consiste en descifrar una serie de signos y coger su significado. La buena lectura requiere la posibilidad de garabatear notas o símbolos marginales en distintos colores. (…) A lo cual no sería justo no añadir la agradable textura y transparencia del papel, el aroma de la cola de encuadernación, el peso del volumen, el diseño magistral (o atroz) de la cubierta. Maquiavelo, uno de los grandes lectores de la historia, no leía sin antes vestirse como para una recepción de gala y Mozart se ponía su ropa más cara antes de sentarse al teclado”.
Escrito la noche del sábado 28 de noviembre de 2009.
lunes, noviembre 30, 2009
viernes, noviembre 27, 2009
The curious case of Alex de la Iglesia
Conozco a Alex de la Iglesia desde que firmaba unos tebeos underground. Creo recordar que su personaje principal era un monstruo mutante que vivía en la entonces fétida ría de Bilbao, su ciudad natal. Ese joven dibujante pasó a ser conocido gracias a un corto en blanco y negro en el que Alex Angulo masacraba a los clientes de un bar. Mirindas Asesinas.
El corto fue como un tiro y le valió de pasaporte para que Almodóvar le produjera Acción Mutante, un film irregular pero valiente y que dejó al cine español patas arriba. Fue en plena irrupción del nuevo cine español hecho por vascos de principios de los noventa. Tras esta gamberrada, llegó su consagración con El día de la bestia, un film cachondo y magníficamente rodado que planteaba que el diablo se había mudado del edificio Dakota de La semilla del diablo a las madrileñas Torres KIO. Y arrasó con razón.
Muy pronto llegó la decadencia. Tras este arranque, De la Iglesia no dejó de hacer películas infantiles, mediocres, carentes de alma, sainetescas, pobres, malas. Una detrás de otra. ¡Cómo es Los crímenes de Oxford, dios mío! ¡Y esa serie del espacio!
Ahora ese joven fanzinero, Don Alex de la Iglesia, es el flamante Presidente de la Academia de Cine de España, un cargo que lleva a cuestas aceptando el boato que le caracteriza. Y ahora ese escandalizador, ese amante de la violencia gratuita y el chiste grueso a costa del poder ha sido recibido por el Rey de España. Y se ha acercado a Su Majestad para pedirle, por favor, que vea cine español, que está muy bien. Y ha sentenciado que el cine español es un “activo estratégico para el país” (¿?). También le ha regalado un Goya como de mentiras. En fin.
No obvió que sus colegas se están devorando entre ellos a costa de la “nueva” Ley de Cine, a la que acusó de “poner en serio peligro la propia existencia de nuestro cine en un plazo muy breve”. El apocalipsis. De la Iglesia, supuesto provocador en sus inicios, ha acabado siendo otro lechuguino oficial.
El corto fue como un tiro y le valió de pasaporte para que Almodóvar le produjera Acción Mutante, un film irregular pero valiente y que dejó al cine español patas arriba. Fue en plena irrupción del nuevo cine español hecho por vascos de principios de los noventa. Tras esta gamberrada, llegó su consagración con El día de la bestia, un film cachondo y magníficamente rodado que planteaba que el diablo se había mudado del edificio Dakota de La semilla del diablo a las madrileñas Torres KIO. Y arrasó con razón.
Muy pronto llegó la decadencia. Tras este arranque, De la Iglesia no dejó de hacer películas infantiles, mediocres, carentes de alma, sainetescas, pobres, malas. Una detrás de otra. ¡Cómo es Los crímenes de Oxford, dios mío! ¡Y esa serie del espacio!
Ahora ese joven fanzinero, Don Alex de la Iglesia, es el flamante Presidente de la Academia de Cine de España, un cargo que lleva a cuestas aceptando el boato que le caracteriza. Y ahora ese escandalizador, ese amante de la violencia gratuita y el chiste grueso a costa del poder ha sido recibido por el Rey de España. Y se ha acercado a Su Majestad para pedirle, por favor, que vea cine español, que está muy bien. Y ha sentenciado que el cine español es un “activo estratégico para el país” (¿?). También le ha regalado un Goya como de mentiras. En fin.
No obvió que sus colegas se están devorando entre ellos a costa de la “nueva” Ley de Cine, a la que acusó de “poner en serio peligro la propia existencia de nuestro cine en un plazo muy breve”. El apocalipsis. De la Iglesia, supuesto provocador en sus inicios, ha acabado siendo otro lechuguino oficial.
jueves, noviembre 26, 2009
El buen vasco
El certamen 'Lo mejor de la Gastronomía 2009' entregó sus premios en Alicante. Uno de sus clásicos trofeos es 'La mejor tortilla de patatas de España'. El ganador fue el bilbaíno bar Izaro, que ha decidido hacer unos cambios a la hora es exponer el premio a la clientela: "Tortilla Estatal". De llorar. Sobre estos cretinos ha escrito el gran Santiago González:
“En los años 40, no se podía decir en España 'ensaladilla rusa' y se decía 'ensaladilla nacional' y el honesto 'filete ruso' era llamado en las cartas de bares y restaurantes 'filete imperial'. La denominación hacía ganar mucho glamour a este plato modesto, devolviéndolo al pasado esplendor zarista”.
“En los años 40, no se podía decir en España 'ensaladilla rusa' y se decía 'ensaladilla nacional' y el honesto 'filete ruso' era llamado en las cartas de bares y restaurantes 'filete imperial'. La denominación hacía ganar mucho glamour a este plato modesto, devolviéndolo al pasado esplendor zarista”.
“Todo esto nos lleva a otro problema terminológico. Supongan que un restaurador de Iparralde, pongamos de Bayona, participa en un concurso de tortillas francesas que se celebra en Niza y gana el primer premio. ¿Qué pondrá en su cristalera? ¿Primer premio tortilla estatal 2009? El buen vasco se haría un lío al comer cosas tan distintas con el mismo nombre sin salir de Euskal Herria. Propongo que establezcamos la diferencia para no confundir a la tropa en un asunto serio. Así, el bar Izaro llamará a la suya "tortilla estatal española" y el bar de Bayona, 'tortilla estatal francesa'. Y todos tan contentos”.
miércoles, noviembre 25, 2009
GRANDES PENSADORES
“Si el TC tumba el Estatut el problema será muy gordo. Nos está conduciendo a una situación fatal, criminal, malísima: un conflicto entre la democracia y la ley, y esto es fatal. Cuando entran en conflicto la ley y la democracia, estamos perdidos, nos hemos metido en un callejón muy malo. El TC debería inhibirse sobre esto, porque no es competente para una cosa así".
(Javier Cercas, escritor que se pasa a la ciencia ficción)
martes, noviembre 24, 2009
Quémalo todo
Escribió Nabokov sobre su última e inacabada novela: “Debo haber pasado por ella unas 50 veces y en mis delirios diurnos continúo leyéndola en voz alta a un pequeño público en un jardín vallado. El público consiste en pavos reales, palomas, mis padres ya muertos, dos cipreses, las enfermeras que me atienden y un médico de la familia que es tan viejo que es casi invisible”. Leo que también escribió: “Sólo los ambiciosos a los que no conoce nadie y los mediocres enseñan sus borradores”. No pensó el pobre que también los enseñan tus familiares, peor plaga que los editores o los críticos.
Un ejemplo carroñero del mundo editorial es la publicación de un libro que su autor no pudo o no quiso acabar. Un nuevo episodio de esta práctica infame, de la que no se libraron Mogol o Kafka (que pidió a Max Brod que quemara todos sus papeles), ha sucedido con Nabokov. Paradójicamente, el escritor declaró en su día que le alegró que Brod no cumpliera su palabra.
Los apuntes para la novela ‘El original de Laura’, guardados en una cámara de seguridad suiza, debían ser, por orden de Vladimir, quemados a su muerte. En realidad, Nabokov hablaba de 138 fichas que, como si se tratase de un rompecabezas, quizás transformaría en novela.
Tres décadas han estado guardadas en una caja fuerte. A ellas sólo podían acceder algunos investigadores y bajo la imposición de no reproducir nada de lo leído. Tras este secretismo, no exento de una burda estrategia de marketing, el anciano hijo del escritor ha puesto sus pezuñas en las fichas y las ha convertido en “novela”.
Algunos de los que han leído la “novela” han dicho que al final Nabokov chocheaba y que su descendiente debería haberse ahorrado este lamentable show editorial. Martin Amis, uno de esos lectores, ha sido brutal: “Los escritores mueren dos veces. Una vez, cuando muere su cuerpo. La otra cuando muere su talento”. Moraleja: antes de palmarla, quémalo todo. Y no pretendas, como en el caso de Kurtz en ‘El corazón de las tinieblas’, que lo haga otro por ti.
Un ejemplo carroñero del mundo editorial es la publicación de un libro que su autor no pudo o no quiso acabar. Un nuevo episodio de esta práctica infame, de la que no se libraron Mogol o Kafka (que pidió a Max Brod que quemara todos sus papeles), ha sucedido con Nabokov. Paradójicamente, el escritor declaró en su día que le alegró que Brod no cumpliera su palabra.
Los apuntes para la novela ‘El original de Laura’, guardados en una cámara de seguridad suiza, debían ser, por orden de Vladimir, quemados a su muerte. En realidad, Nabokov hablaba de 138 fichas que, como si se tratase de un rompecabezas, quizás transformaría en novela.
Tres décadas han estado guardadas en una caja fuerte. A ellas sólo podían acceder algunos investigadores y bajo la imposición de no reproducir nada de lo leído. Tras este secretismo, no exento de una burda estrategia de marketing, el anciano hijo del escritor ha puesto sus pezuñas en las fichas y las ha convertido en “novela”.
Algunos de los que han leído la “novela” han dicho que al final Nabokov chocheaba y que su descendiente debería haberse ahorrado este lamentable show editorial. Martin Amis, uno de esos lectores, ha sido brutal: “Los escritores mueren dos veces. Una vez, cuando muere su cuerpo. La otra cuando muere su talento”. Moraleja: antes de palmarla, quémalo todo. Y no pretendas, como en el caso de Kurtz en ‘El corazón de las tinieblas’, que lo haga otro por ti.
lunes, noviembre 23, 2009
JIBARIZACIÓN
El Primer Congreso de UPyD se ha saldado con el esperado respaldo de sus militantes a Rosa Díez. Lástima que sólo haya votado el 40% de esa militancia. Dice poco de un partido que busca siempre la participación. En el congreso, además de a Álvaro Pombo y a Sosa Wagner, se escuchó a Savater, que dijo que “todos los españoles tenemos más cosas en común de lo que dicen las varas folclóricas de los nacionalistas”. Díez dijo que UPyD defiende la unidad nacional no como un valor sentimental, sino como una garantía de igualdad.
Me cuenta NAPALM que la traza política del señor que se enfrentaba a Rosa Díez, Valia Merino, era paupérrima. Ya lo tenía calado, en reuniones de su distrito. Me cuenta también que los críticos del partido mandaron correos electrónicos a la militancia con un texto en el que imploraban transparencia. El mail, muy transparente, llegaba ¡sin firma!
Nos guste o no Rosa Díez, no se puede discutir que es una política de raza, un animal político. Y si observo, escucho o analizo el pelaje de sus críticos o de otros políticos de nuevo cuño, reafirmo mis simpatías. A esta propagación del mediocre, Manolo Martín Ferrand lo llama “jibarización” en las cabecitas políticas. Cuenta Ferrand que desde la aprobación de la Constitución del 78 vamos a menos, la cabecitas se van reduciendo más y más, los discursos son más bisoños, las prédicas diminutas. Sólo hay que ver y escuchar a Zapatero, que tiene la convicción de un vendedor de tarjetas de crédito.
Aunque la dimensión de Zapatero es pitufa comparada con las de González o Suárez, Ferrand no cree que cualquier tiempo pasado fue mejor, sino que nosotros somos menos rigurosos, estamos relajados, somos blanditos y nos aburrimos mucho. Lo explica: “Cuando las situaciones no son críticas las democracias se relajan. El centrismo impera y las distancias entre las distintas ofertas partidistas son escasas, más de estilo que de fondo”. Yo sigo pensando que en UPyD hay estilo y hay fondo.
Me cuenta NAPALM que la traza política del señor que se enfrentaba a Rosa Díez, Valia Merino, era paupérrima. Ya lo tenía calado, en reuniones de su distrito. Me cuenta también que los críticos del partido mandaron correos electrónicos a la militancia con un texto en el que imploraban transparencia. El mail, muy transparente, llegaba ¡sin firma!
Nos guste o no Rosa Díez, no se puede discutir que es una política de raza, un animal político. Y si observo, escucho o analizo el pelaje de sus críticos o de otros políticos de nuevo cuño, reafirmo mis simpatías. A esta propagación del mediocre, Manolo Martín Ferrand lo llama “jibarización” en las cabecitas políticas. Cuenta Ferrand que desde la aprobación de la Constitución del 78 vamos a menos, la cabecitas se van reduciendo más y más, los discursos son más bisoños, las prédicas diminutas. Sólo hay que ver y escuchar a Zapatero, que tiene la convicción de un vendedor de tarjetas de crédito.
Aunque la dimensión de Zapatero es pitufa comparada con las de González o Suárez, Ferrand no cree que cualquier tiempo pasado fue mejor, sino que nosotros somos menos rigurosos, estamos relajados, somos blanditos y nos aburrimos mucho. Lo explica: “Cuando las situaciones no son críticas las democracias se relajan. El centrismo impera y las distancias entre las distintas ofertas partidistas son escasas, más de estilo que de fondo”. Yo sigo pensando que en UPyD hay estilo y hay fondo.
viernes, noviembre 20, 2009
Shoah: se acostumbraron
Texto actualizado.
Shoah se estrenó discretamente en 1985. Once años de trabajo de su director, el ya octogenario Claude Lanzmann. En España es un gran desconocido: estuvo dos días en un cine comercial en Madrid y sin traducción en castellano. También ha sido emitido en dos ocasiones por La 2 y de madrugada, of course. Ahora, por fin, llega la edición en DVD (Filmax) de esta monumental obra que debería considerarse patrimonio de la humanidad.
Shoah, del que Spielberg hizo buen acopio de ideas para su inolvidable La lista de Schindler, se basa en una serie de entrevistas con víctimas y verdugos del Holocausto en los campos de exterminio. Lo que más llama la atención de Shoah es que hay una frase repetida en la boca de muchos de los supervivientes y testigos del genocidio más grande de la historia moderna. La frase es: “Se acostumbra uno”. Se acostumbra a estar ordeñando sus vacas mientras, al otro lado de la alambrada, se escuchan gritos de horror y muerte, se acostumbra uno a conducir un tren cargado de judíos que en breves horas van a ser borrados del mapa con la ayuda del gas.
Otra de las contundentes revelaciones de Shoah es que logra tirar por tierra el lugar común de los nazis como únicos responsables de semejante atrocidad. Los bestiales ucranianos ayudaron en el exterminio y los miserables civiles polacos se reían de los judíos cuando los veían pasar en los trenes de la muerte. También los campesinos polacos les hacían el gesto del degollado (material usado en La lista de Schindler) cuando los judíos les preguntaban, desde las ventanillas de los vagones, dónde estaban. Parte de Europa calló, por miedo o por antisemitismo. Se acostumbró a que en Berlín desapareciesen todos los judíos o que en el Auschwitz anterior a la “Solución final”, los judíos que habitaban ese pueblo fuesen el 80% de la población.
Entre los testimonios de los judíos que se salvaron (en general por se jóvenes y fuertes o por suerte), destaca la obligación de las alimañas nazis a no llamar “personas” o “víctimas” a los cuerpos que estaban amontonados en fosas comunes y tenían que ser quemados con la ayuda de sus propios compañeros. Las llamas, dice otro de los entrevistados, eran tan grandes que la noche parecía día y los colores de las llamas de los primeros hornos improvisados tenían una gama cromática inimaginable.
Otro sorprendente hallazgo es descubrir que parte de los judíos extranjeros (no polacos o alemanes), eran tratados con normalidad y hasta viajaban en vagones de pasajeros jugando a las cartas y con flores en sus ventanas. Según cuenta uno de los testigos, uno de estos judíos llegó incluso a salir del vagón para comprar algo en un bar y al darse cuenta de que el tren se iba sin él, corrió confiado a reunirse otra vez con los suyos.
Este grandioso trabajo de Lanzmann llama la atención por su desnudez estética. No se ven imágenes del horror, no recurre al archivo fotográfico o cinematográfico, todo lo que vemos es gente mayor recordando lo sucedido y preciosos y verdes campos de la Europa del Este donde, aunque parezca mentira, un día se construyó el infierno.
La última vez que vi, en la tele, las más de nueve horas de Shoah, con un nudo en la garganta, recordé un capítulo de mi infancia. En la biblioteca de casa había un libro que mi padre se cuidaba mucho de guardar en los estantes más altos. Un día me hice con él. Se trataba de ‘Los horrores de Treblinka’, volumen de gruesa pasta roja y con fotos ilustrativas de lo que allí sucedió. Y ese día dejé de ser tan niño. Creo también que cuando se conocieron los horrores nazis el hombre dejó de ser tan hombre.
Shoah se estrenó discretamente en 1985. Once años de trabajo de su director, el ya octogenario Claude Lanzmann. En España es un gran desconocido: estuvo dos días en un cine comercial en Madrid y sin traducción en castellano. También ha sido emitido en dos ocasiones por La 2 y de madrugada, of course. Ahora, por fin, llega la edición en DVD (Filmax) de esta monumental obra que debería considerarse patrimonio de la humanidad.
Shoah, del que Spielberg hizo buen acopio de ideas para su inolvidable La lista de Schindler, se basa en una serie de entrevistas con víctimas y verdugos del Holocausto en los campos de exterminio. Lo que más llama la atención de Shoah es que hay una frase repetida en la boca de muchos de los supervivientes y testigos del genocidio más grande de la historia moderna. La frase es: “Se acostumbra uno”. Se acostumbra a estar ordeñando sus vacas mientras, al otro lado de la alambrada, se escuchan gritos de horror y muerte, se acostumbra uno a conducir un tren cargado de judíos que en breves horas van a ser borrados del mapa con la ayuda del gas.
Otra de las contundentes revelaciones de Shoah es que logra tirar por tierra el lugar común de los nazis como únicos responsables de semejante atrocidad. Los bestiales ucranianos ayudaron en el exterminio y los miserables civiles polacos se reían de los judíos cuando los veían pasar en los trenes de la muerte. También los campesinos polacos les hacían el gesto del degollado (material usado en La lista de Schindler) cuando los judíos les preguntaban, desde las ventanillas de los vagones, dónde estaban. Parte de Europa calló, por miedo o por antisemitismo. Se acostumbró a que en Berlín desapareciesen todos los judíos o que en el Auschwitz anterior a la “Solución final”, los judíos que habitaban ese pueblo fuesen el 80% de la población.
Entre los testimonios de los judíos que se salvaron (en general por se jóvenes y fuertes o por suerte), destaca la obligación de las alimañas nazis a no llamar “personas” o “víctimas” a los cuerpos que estaban amontonados en fosas comunes y tenían que ser quemados con la ayuda de sus propios compañeros. Las llamas, dice otro de los entrevistados, eran tan grandes que la noche parecía día y los colores de las llamas de los primeros hornos improvisados tenían una gama cromática inimaginable.
Otro sorprendente hallazgo es descubrir que parte de los judíos extranjeros (no polacos o alemanes), eran tratados con normalidad y hasta viajaban en vagones de pasajeros jugando a las cartas y con flores en sus ventanas. Según cuenta uno de los testigos, uno de estos judíos llegó incluso a salir del vagón para comprar algo en un bar y al darse cuenta de que el tren se iba sin él, corrió confiado a reunirse otra vez con los suyos.
Este grandioso trabajo de Lanzmann llama la atención por su desnudez estética. No se ven imágenes del horror, no recurre al archivo fotográfico o cinematográfico, todo lo que vemos es gente mayor recordando lo sucedido y preciosos y verdes campos de la Europa del Este donde, aunque parezca mentira, un día se construyó el infierno.
La última vez que vi, en la tele, las más de nueve horas de Shoah, con un nudo en la garganta, recordé un capítulo de mi infancia. En la biblioteca de casa había un libro que mi padre se cuidaba mucho de guardar en los estantes más altos. Un día me hice con él. Se trataba de ‘Los horrores de Treblinka’, volumen de gruesa pasta roja y con fotos ilustrativas de lo que allí sucedió. Y ese día dejé de ser tan niño. Creo también que cuando se conocieron los horrores nazis el hombre dejó de ser tan hombre.
jueves, noviembre 19, 2009
Números
A propósito del obsceno, escandaloso palacio de Jaume Matas, Ignacio Escolar exponía unos números en su columna:
375 euros por cada escobilla del retrete. Hay 4 baños. 657 metros cuadrados de mansión. 8 televisores Bang & Olufsen.12.000 euros cuesta sólo el del salón. 500 botellas de vino, 50 Vega Sicilia, en una bodega. 40 bolsos de marcas de lujo, a 1.500 euros de media cada uno, en un ropero gigantesco. 38.000 euros gastados en cortinas. 2,47 millones de euros de coste del palacio, a pesar de que Matas dice que pagó por él 980.000 euros en el año 2006. 84.000 euros al año de sueldo. 152.805 euros lo que sumaba, en 2003, todo su patrimonio. 2 millones de euros de reforma. 40 felpudos a 800 euros cada uno. 30 obras de arte de valor aún no calculado. 12.894 euros de un reloj Cartier. 5.000 de un anillo de oro. 23.000 de un Rolex. Una casa en la playa y un piso de lujo en Madrid. Y un joyero casi vacío: lo más valioso se lo llevó a Nueva York. 13, Calle Génova. Rajoy da no sé qué golpes en la mesa. Firmeza, limpieza, transparencia… y Camps paseándose en un Ferrari en medio de una crisis bestial.
¿Qué escribo ahora que añada algo a esto, qué palabras que no hagan que se me quede cara de gilipollas al releerme? Mejor recurrir a los clásicos, ¿no creen? Estos días leo a Céline, que hace décadas escribió:
“Estamos acostumbrados a admirar cotidianamente a colosales bandidos a quienes el mundo entero venera. La opulencia se revela, en cuanto se examina de cerca, como un ininterrumpido crimen cada día renovado; pero esas gentes gozan de gloria, de honores y de poder, sus fechorías están consagradas por las leyes”.
“Estamos acostumbrados a admirar cotidianamente a colosales bandidos a quienes el mundo entero venera. La opulencia se revela, en cuanto se examina de cerca, como un ininterrumpido crimen cada día renovado; pero esas gentes gozan de gloria, de honores y de poder, sus fechorías están consagradas por las leyes”.
miércoles, noviembre 18, 2009
NO PAGAN
Contaba José A. Pérez en Público que hace unos años Globomedia organizó un ciclo de conferencias en Madrid en las que los ponentes eran prestigiosos guionistas norteamericanos. En la ronda de preguntas, un productor español tomó la palabra:
- Los guionistas de mi productora están quemados, muchos abandonaban su trabajo de la noche a la mañana, ¿qué consejos me da para evitarlo?
Uno de los superguionistas se acercó al micro y respondió:
- Páguenles más y denles más vacaciones.
Los guionistas allí reunidos respondieron con un atronador aplauso.
En la sección de comentarios del texto del articulista de Público se podría leer a Marieta, que decía así: “Probablemente nadie lea esto. Pero lo escribo porque estoy en paro y no tengo mucho que hacer. Sí, soy guionista. O al menos por eso pagué dos másters y una carrera, aunque esto no es síntoma de nada. He bombardeado todas las ofertas de trabajo de Infojobs, Laboris... con mis CV, modificándolo dependiendo si solicito un curro de teleoperadora o de camarera para hacer camas en hoteles. Desgraciadamente o no, trabajos de guionistas no se ofertan en estas páginas. Me he llegado a cuestionar si el problema es mío, si es que soy mala de cojones o se me fue el talento junto con la placenta. Sigo escribiendo, para mí, para otros, sin cobrar un duro, no porque no me guste cobrar, sino porque no pagan”.
Natxo López, un tío con mucha más suerte que Marieta (fue guionista de 7 vidas y es miembro de la Junta Directiva de ALMA, guionistas españoles arrejuntados), cuenta que los fachillas de La Gaceta (Grupo Intereconomía) pidieron a ALMA un texto sobre los guionistas en España. El texto fue censurado “aduciendo que lo expresado en el artículo no coincidía con la línea editorial de la publicación”. Los intereconómicos leyeron sobre aspectos positivos de la nueva Ley de Cine y casi les da un soponcio. Rigor informativo, pluralidad, objetividad y su puta madre, ya saben.
¿Y qué decía el texto, de Carlos Molinero, Vicepresidente de ALMA? Entre otras cosas, lo siguiente: “La Ley del Cine tiene un aspecto positivo: la nueva Orden Ministerial obliga al productor a justificar los pagos del equipo antes de poder acceder a la ayuda y además se creará una lista donde irán las productoras fraudulentas”.
¡Ya era hora, Ministerio de Cultura! ¡Ya era hora!
- Los guionistas de mi productora están quemados, muchos abandonaban su trabajo de la noche a la mañana, ¿qué consejos me da para evitarlo?
Uno de los superguionistas se acercó al micro y respondió:
- Páguenles más y denles más vacaciones.
Los guionistas allí reunidos respondieron con un atronador aplauso.
En la sección de comentarios del texto del articulista de Público se podría leer a Marieta, que decía así: “Probablemente nadie lea esto. Pero lo escribo porque estoy en paro y no tengo mucho que hacer. Sí, soy guionista. O al menos por eso pagué dos másters y una carrera, aunque esto no es síntoma de nada. He bombardeado todas las ofertas de trabajo de Infojobs, Laboris... con mis CV, modificándolo dependiendo si solicito un curro de teleoperadora o de camarera para hacer camas en hoteles. Desgraciadamente o no, trabajos de guionistas no se ofertan en estas páginas. Me he llegado a cuestionar si el problema es mío, si es que soy mala de cojones o se me fue el talento junto con la placenta. Sigo escribiendo, para mí, para otros, sin cobrar un duro, no porque no me guste cobrar, sino porque no pagan”.
Natxo López, un tío con mucha más suerte que Marieta (fue guionista de 7 vidas y es miembro de la Junta Directiva de ALMA, guionistas españoles arrejuntados), cuenta que los fachillas de La Gaceta (Grupo Intereconomía) pidieron a ALMA un texto sobre los guionistas en España. El texto fue censurado “aduciendo que lo expresado en el artículo no coincidía con la línea editorial de la publicación”. Los intereconómicos leyeron sobre aspectos positivos de la nueva Ley de Cine y casi les da un soponcio. Rigor informativo, pluralidad, objetividad y su puta madre, ya saben.
¿Y qué decía el texto, de Carlos Molinero, Vicepresidente de ALMA? Entre otras cosas, lo siguiente: “La Ley del Cine tiene un aspecto positivo: la nueva Orden Ministerial obliga al productor a justificar los pagos del equipo antes de poder acceder a la ayuda y además se creará una lista donde irán las productoras fraudulentas”.
¡Ya era hora, Ministerio de Cultura! ¡Ya era hora!
martes, noviembre 17, 2009
Se acabaron los restaurantes
Alguien podría pedirme que abandone la matraca "el cine, como lo conocimos, ha muerto", pero es imposible, día a día leo algo que respalda mi terca tesis. Ejemplo: Mediapro ofrecerá el encuentro Barcelona-Madrid en las salas de cine. Lo hará en HD y con sonido Dolby.
Las salas que se dejarán de películas para emitir furgol son Kinépolis, Yelmo y Cinesa. Los aficionados podrán disfrutar de la proyección en directo por el precio habitual de una entrada de esa cosa antigua llamada cine. Antes decías aquello de "dos para la de las ocho". Ahora "dos para el Madrid-Barça, centraditas y lejos de los cafres de Ultra Sur".
Las pelis como arte son auténticas rarezas. Las pelis como negocio son cada día menos viables. Las pelis como oficio también. Y si no que se lo pregunten a viejas vacas sagradas como Jaime Chavarri, que ha declarado lo siguiente en El País: "¿Y por qué no trabajo yo? Los de mi generación no sabemos si estamos retirados o no. Por otro lado, está muy bien descansar, menos mal que esta crisis no me ha cogido a los 40 años. Se acabaron los restaurantes".
lunes, noviembre 16, 2009
Grandes pensadores: Guerra y paz
Da igual el cargo, el bando o la secta. Comportarse o hablar como un cretino no tiene que ver con las ideologías. Pongamos dos ejemplos de la semana pasada. El primero habla de la guerra, el segundo de la paz. El primero es chancero de la derecha más casposa, el segundo es máximo representante de la izquierda vacía.
La guerra, según Alfonso Rojo: “Después del secuestro del Alakrana, hay que bombardear y dejar como una era Somalia”. Lo dijo en Intereconomía.
La paz, según Zapatero: “La caída del Muro de Berlín cambió la historia y es una de las páginas más relevantes de la historia contemporánea. Debemos recordar, porque es muy bueno para la historia, que todo fue pacífico, y que a veces la lucha pacífica por la libertad, la democracia, es el mejor camino para que los cambios sean pacíficos”. Lo dijo en Berlín.
La guerra, según Alfonso Rojo: “Después del secuestro del Alakrana, hay que bombardear y dejar como una era Somalia”. Lo dijo en Intereconomía.
La paz, según Zapatero: “La caída del Muro de Berlín cambió la historia y es una de las páginas más relevantes de la historia contemporánea. Debemos recordar, porque es muy bueno para la historia, que todo fue pacífico, y que a veces la lucha pacífica por la libertad, la democracia, es el mejor camino para que los cambios sean pacíficos”. Lo dijo en Berlín.
viernes, noviembre 13, 2009
Celda 211
En la foto el Resines de antidistrubios. Y toda la pelis así. Imaginen. Si bien es cierto que técnicamente la peli es resultona para un director que ha perpetrado bazofias como La caja Kovak, El robo más grande jamás contado y El corazón del guerrero, el guión, obra de Monzón y su amigote Jorge Guerricaechevarría, es de un maniqueo y un inverosímil de morirse. Pero ¿qué podemos esperar de Guerricaechevarría, firmante de obras maestras como Los crímenes de Oxford, Crimen ferpecto o Muertos de risa?
Pasen y lean MI BLOG DE CINE, que lo tenía al pobre muy abandonado.
Pasen y lean MI BLOG DE CINE, que lo tenía al pobre muy abandonado.
jueves, noviembre 12, 2009
Otra vez Chinatown
Polanski, regenerador del cine europeo y después del de Hollywood, se enfrenta, anciano, a una larga pena de prisión. Su abogado ha dicho que está abatido, cansado, desanimado. Llevamos décadas leyendo sobre “El caso Polanski”, aunque deberíamos hablar de “los casos”: superviviente del holocausto nazi en Polonia, asesinato de su esposa con su hijo no nato en su vientre y posterior juicio contra la familia Manson, supuesta violación de una menor en la casa de Jack Nicholson y detención por ese delito en nuestros días. Una vida movidita, digna de cualquiera de sus nada corrientes personajes.
El complejo caso Polanski sigue desatando una tremenda controversia en todo el mundo y en diferentes sectores de la sociedad como el judicial, el periodístico o el intelectual. Cada uno con sus razones, cada uno con sus defensas o reprimendas, pero con una cruda realidad judicial de fondo: los cargos contra él eran de violación, sodomía, abuso de menores y dar drogas a una cría.
En los “felices” setenta esto suponía una pena de 50 años en la trena. Dudo, y es una suposición, que esto tenga una base legal firme, pero lo cierto es que Polanski huyó -qué gilipollez tras otra- después de cometer un supuesto delito, no cumplió sentencia y ahora su pasado lo atrapa. Como diría Jack Nicholson en su famoso clásico, donde el personaje de John Huston violaba a una menor y compraba a todos para taparlo, “Otra vez Chinatown”.
No seré yo quien juzgue a Roman, pero hay hechos que me mosquean de este caso: frente a decenas de peticiones de indulto por parte de famosos, políticos incluidos, el citado Nicholson no ha dicho NI PAPA al respecto. En esa época, Jack compartía matrimonio y mansión con Anjelica Huston, que fue única testigo del caso.
Y mientras Jack y Anjelica, dueños de aquella casa, siguen sin decir ni pío, directores como Martin Scorsese, Pedro Almodóvar, David Lynch o Woody Allen han clamado por la liberación de su colega de profesión. Y uno piensa que ni unos ni otros dan una. Ni los ultras que claman venganza y la pena más alta, ni los colegas que piden clemencia por los años transcurridos y por el “perdón” de la víctima.
Yo, y es una suposición, no creo que Polanski violase a nadie. Violar es forzar, usar la violencia. Tampoco vi nada indecente en ese Woody Allen pillado sacando fotos picantes a su actual mujer, entonces menor e hija adoptiva de su esposa Mia Farrow. Y no creo que aquella joven, hoy una señora, otorgase ningún “perdón”. Y menos a cambio de medio millón de dólares que le dieron los abogados de Roman a condición de expresar ese “perdón” públicamente.
Woody se libró tras un juicio agotador, pero todo pinta mal para Roman. Por gilipollas. Porque su cine se parece escalofriantemente a su vida. Y todo el que lo conozca sabe cómo acaban casi todas las pelis de Polanski. Mal. “Otra vez Chinatown”.
Escrito el domingo 8 de noviembre de 2009.
El complejo caso Polanski sigue desatando una tremenda controversia en todo el mundo y en diferentes sectores de la sociedad como el judicial, el periodístico o el intelectual. Cada uno con sus razones, cada uno con sus defensas o reprimendas, pero con una cruda realidad judicial de fondo: los cargos contra él eran de violación, sodomía, abuso de menores y dar drogas a una cría.
En los “felices” setenta esto suponía una pena de 50 años en la trena. Dudo, y es una suposición, que esto tenga una base legal firme, pero lo cierto es que Polanski huyó -qué gilipollez tras otra- después de cometer un supuesto delito, no cumplió sentencia y ahora su pasado lo atrapa. Como diría Jack Nicholson en su famoso clásico, donde el personaje de John Huston violaba a una menor y compraba a todos para taparlo, “Otra vez Chinatown”.
No seré yo quien juzgue a Roman, pero hay hechos que me mosquean de este caso: frente a decenas de peticiones de indulto por parte de famosos, políticos incluidos, el citado Nicholson no ha dicho NI PAPA al respecto. En esa época, Jack compartía matrimonio y mansión con Anjelica Huston, que fue única testigo del caso.
Y mientras Jack y Anjelica, dueños de aquella casa, siguen sin decir ni pío, directores como Martin Scorsese, Pedro Almodóvar, David Lynch o Woody Allen han clamado por la liberación de su colega de profesión. Y uno piensa que ni unos ni otros dan una. Ni los ultras que claman venganza y la pena más alta, ni los colegas que piden clemencia por los años transcurridos y por el “perdón” de la víctima.
Yo, y es una suposición, no creo que Polanski violase a nadie. Violar es forzar, usar la violencia. Tampoco vi nada indecente en ese Woody Allen pillado sacando fotos picantes a su actual mujer, entonces menor e hija adoptiva de su esposa Mia Farrow. Y no creo que aquella joven, hoy una señora, otorgase ningún “perdón”. Y menos a cambio de medio millón de dólares que le dieron los abogados de Roman a condición de expresar ese “perdón” públicamente.
Woody se libró tras un juicio agotador, pero todo pinta mal para Roman. Por gilipollas. Porque su cine se parece escalofriantemente a su vida. Y todo el que lo conozca sabe cómo acaban casi todas las pelis de Polanski. Mal. “Otra vez Chinatown”.
Escrito el domingo 8 de noviembre de 2009.
miércoles, noviembre 11, 2009
Veteranos
Preguntaban en el Chat de El Mundo al octogenario Christopher Lee: Señor Lee, un actor con una carrera tan dilatada como la suya ha podido ver la evolución del cine comercial desde los años 40 hasta nuestros días. ¿Cree que la calidad global (directores, guiones, actores, productores) ha aumentado o, por el contrario, ha disminuido? ¿Y el nivel de "exigencia" de los espectadores? Muchas gracias y enhorabuena por su excelente trabajo.
Respuesta de Mr. Lee: "Empecé en la época dorada del cine, en los años 40. EL cine ha cambiado muchísimo. Lo que más ha cambiado es sin duda la forma de los productores de afrontar las películas. Antes se hacían películas para todos los públicos fantásticas. Ahora todos apuestan a una audiencia muy joven, con actores muy jóvenes. Da la impresión de que nadie quiere aprender. Las películas son carísimas, los sueldos de los actores altísimos y todo depende de que la película tenga muchísimo éxito nada más estrenarse. El negocio, que debería ser sólo una parte del cine, se lo ha comido todo. Todo es negocio".
El colega Borja Crespo recuerda en su blog unas palabras de otra octogenaria: Lauren Bacall. Dice así: “Mi nieta me hizo ver Crepúsculo porque, según ella, era la mejor película de vampiros de la historia. Cuando el filme acabó, me dieron ganas de cruzarle la cara con uno de mis zapatos. En vez de eso, le regalé un DVD con Nosferatu, la obra maestra de Murnau, y le dije: ¡Esto sí que es una película de vampiros!”.
Respuesta de Mr. Lee: "Empecé en la época dorada del cine, en los años 40. EL cine ha cambiado muchísimo. Lo que más ha cambiado es sin duda la forma de los productores de afrontar las películas. Antes se hacían películas para todos los públicos fantásticas. Ahora todos apuestan a una audiencia muy joven, con actores muy jóvenes. Da la impresión de que nadie quiere aprender. Las películas son carísimas, los sueldos de los actores altísimos y todo depende de que la película tenga muchísimo éxito nada más estrenarse. El negocio, que debería ser sólo una parte del cine, se lo ha comido todo. Todo es negocio".
El colega Borja Crespo recuerda en su blog unas palabras de otra octogenaria: Lauren Bacall. Dice así: “Mi nieta me hizo ver Crepúsculo porque, según ella, era la mejor película de vampiros de la historia. Cuando el filme acabó, me dieron ganas de cruzarle la cara con uno de mis zapatos. En vez de eso, le regalé un DVD con Nosferatu, la obra maestra de Murnau, y le dije: ¡Esto sí que es una película de vampiros!”.
¿Nos hacemos unas pajillas?
martes, noviembre 10, 2009
GRANDES PENSADORES
"Hablar de comunismo no sólo no está pasado, sino que es presente y futuro. Reivindiquemos el pasado heroico, no hay nada de que avergonzarse. Que no nos cambien la historia de Europa, que no confundan a los verdugos, los fascistas, con las víctimas, que fuimos los comunistas". (Ideas viejas de José Luis Centella, nuevo secretario general del PCE)
El amigo Sempere
Sempere, Antonio, me citó el sábado en sus columnas. Y yo sin enterarme, refugiado del granizo y el viento en mi chimenea, en Cantabria.
Antonio es de los pocos que ha leído ‘THE END, El último suspiro del cine’, mi libro fantasma, aún sin editor, invisible. Él es asiduo a mi blog, seco, acre. Yo suelo repasar las muchas fotos y breves textos del suyo, festivo, festivalero. Sempere, que sabe lo jodido que es editar en España, siempre se ha portado bien conmigo y con los míos. Este es otro caso. Un saludo, Antonio.
Se puede leer la columna en LA REGIÓN o en DIARO DE SEVILLA.
Antonio es de los pocos que ha leído ‘THE END, El último suspiro del cine’, mi libro fantasma, aún sin editor, invisible. Él es asiduo a mi blog, seco, acre. Yo suelo repasar las muchas fotos y breves textos del suyo, festivo, festivalero. Sempere, que sabe lo jodido que es editar en España, siempre se ha portado bien conmigo y con los míos. Este es otro caso. Un saludo, Antonio.
Se puede leer la columna en LA REGIÓN o en DIARO DE SEVILLA.
viernes, noviembre 06, 2009
El pelele
Muchos nos hemos hecho la misma pregunta: ¿De qué vive esa productora que estrena películas que no dan un euro en taquilla? Hernán Migoya nos ha sacado de dudas relatando, con extraña valentía en el cine español, su propia experiencia, una odisea que no es una excepción.
Hace unos días se presentó Soy un pelele, film dirigido y escrito por Migoya. Al pase acudieron cuatro gatos. Los responsables financieros no habían convocado a nadie. Les daba igual si se veía la película o no, ya estaba rentabilizada con el trinque de las ayudas o las teles. La empresa productora, Iris Star, lleva “estrenados” ocho títulos que nadie conoce pero se enorgullece de doblar sus pelis para que den el pego como catalanas y así poder sacar hasta 200.000 euros por “catalanidad”.
Según El Mundo, Iris Star anunció que Soy un pelele se rodaría en ocho semanas y costaría 1,2 millones de euros. El diario supone, y supone bien, cifras infladas hasta un 200% para incrementar las subvenciones. Migoya supone, y supondrá bien, que el presupuesto real podría ser de menos de 600.000 euros. Y mientras estos piratas cuadraban sus cuentas, pagaron a Migoya la miseria de 6.000 euros por el guión y 6.000 por la dirección. Y pagaron al equipo cuando y como les dio la gana. Además, quisieron imponerle un rodaje de 15 días, algo que para un largo es un suicidio.
El productor, un tal Doménech, confesó a Migoya una práctica habitual en nuestro cine: había comprado entradas de todas sus películas para asegurarse las ayudas (Cultura exige una recaudación mínima). También le contó que todas eran óperas primas (Cultura da hasta 500.000 euros por largo) y que se planteó buscar un cine de pueblo, pagar un pase y dar la película por estrenada. Así cobraba los derechos de emisión por las teles.
Podríamos decirle a Migoya que no debería haberse metido en semejante tinglado si, desde el principio, tan flagrante era la rapacería, pero también hay que valorar su denuncia y recordar que todo este despropósito no es ninguna rareza. Las subvenciones, ayudas, becas o mecenazgos son necesarios para quien empieza. Lo malo es quién se aprovecha de todo ello a costa de los creadores y trabajadores y evidenciar que todavía nadie controla este golferío. Y Migoya ha denunciado una estafa, pero aquí no va a pasar nada.
jueves, noviembre 05, 2009
En toa la boca
Carta que Carmen y Ana Mª Mantecón Carrasco enviaron a la dirección de El País y de la que se hicieron eco Libertad Digital y El Mundo: "En el ejemplar de su diario del viernes 30 de octubre de 2009, página 40, hemos comprobado, con sorpresa, que bajo el título Los barrancos de la memoria, aparece ilustrado con una fotografía de nuestro padre, don Faustino Mantecón Cepedano, un artículo en el que se hace referencia al documental realizado por José Luis Peñafuerte Los caminos de la memoria,estrenado en la Seminci de Valladolid el 29 de octubre; artículo en el que se incluyen frases como la siguiente: "Un recuento del empeño de devolver la dignidad de los represaliados del franquismo". Pues bien, nuestro padre, don Faustino Mantecón Cepedano, no fue uno de los represaliados del franquismo, sino que fue asesinado en Madrid, el día 11 de noviembre de 1936, por milicianos del Gobierno de la República. De hecho, las fotografías de nuestro padre que ilustran el mencionado artículo proceden de los Archivos de la Dirección General de Seguridad del Gobierno de la República."
miércoles, noviembre 04, 2009
Hablemos del minimalismo
El de la foto es un tal Nacho Criado y ha ganado hoy el Premio Nacional de Artes Plásticas 2009. 30.000 euracos. Lo hace, atención, por "su papel fundamental en la ampliación de los límites de realización de la obra artística, la composición de un extenso universo poético y su contribución a un pensamiento estético inédito".
Dice el periódico lo que le dicta la agencia (EP), que a su vez copiapega lo que le habrá dicho algún entendido: "Es el percusor del minimalismo en España y su trabajo se dirigen hacia una ampliación y liberación de lenguaje que le permita adecuar de manera abierta y precisa la idea y su materialización dando con ello prioridad a aspectos tales como la experiencia del tiempo, la identidad y la condición híbrida de la práctica artística". Acabáramos.
Los que sabían
No soy actor, pero creo que una de las cosas más difíciles de hacer es de borracho estando sobrio. Canta soleares el que lo finge mal. De hecho, hay muchos actores que se maman de verdad para interpretar a alcohólicos.
Para hacer bien de borracho hay que saber beber. Hubo un tiempo, ay, en el que destacó en Hollywood un club formado por los que sabían. Hace unas noches volví a ver Los mejores años de nuestra vida. Es acojonante que tras todo el cine que he visto, muchas obras maestras, pueda decir que esta película sea una de mis cinco favoritas. William Wyler logró con el guionista Robert E. Sherwood una de las más grandes y perfectas películas que se hayan hecho jamás. Los dos se basaron en una novela de MacKinlay Kantor, que años más tarde ganaría el Pulitzer.
Alguien clave en esta obra fue Fredric March, que logró por este film el Oscar al mejor actor en 1947. Ya había ganado la estatuilla por El hombre y el monstruo y en 1954 incluso presentó la 26ª edición de la ceremonia.
March, cuyo personaje se pasa la peli borracho, es de esos que sabían. Su trabajo en Los mejores años de nuestra vida es de una madurez, humor, ironía, humanidad y destreza gestual verdaderamente pasmosa. Un hito.
En 1973 March estaba enfermo de cáncer de próstata. Terminal. Aun así, quiso morir con las botas puestas trabajando en un papel de, cómo no, alcohólico. Fue en The Iceman Cometh. Volvió a bordarlo.
martes, noviembre 03, 2009
Niñerías
Sigo los escritos de Pau Brunet, centrados en la industria del cine y la taquilla, muy bien documentados y argumentados. Hasta hace poco ha colaborado con el desaparecido diario SOITU y sigue con su propia web, de referencia en su segmento, en su temática. Uno de sus últimos análisis coincide con otros colegas y conmigo: el cine adulto tiene sus días contados. La tendencia del cine para críos y de inmorales presupuestos ha arrasado con todo y no nos va a dejar ni brotes verdes para ver un cine americano decente.
Brunet llega a una conclusión desalentadora: Al centrarse en el perfil infantil, por primera vez “algunas grandes compañías se verán carentes de productos de prestigio”. No va nada mal encaminado. Los Oscar han llegado a regalar 11 de sus premios a una tercera parte, la del El señor de los anillos. Los títulos de los grandes estudios ya no logran prestigio como antaño, cuando Disney trabajaba con Dalí, Paramount apadrinaba el mejor talento extranjero, Warner hacía el mejor cine social, Metro tenía más estrellas que en el cielo y Fox adaptaba a Steinbeck. Había productores, artistas y público para esos exitazos adultos, pero eso se acabó.
Aunque, como recuerda Brunet, muchas grandes compañías tienen submarcas para distribuir productos “de presigio” (Paramount Vintage, Sony Pictures Classic, Fox Searchlight o Miramax), el público de salas reduce su edad y sus exigencias cinematográficas de manera vertiginosa. Hasta hace poco los estudios pensaban en el público adulto, pero la crisis ha hecho que todo proyecto se centre en el público familiar. Y si ya era patético que Hollywood se entregase a un público de entre 10 a 20 años, ahora se infantiliza más todavía. El espectador de entre 10 y 15 años, el consumidor de juguetes, videojuegos, internet y televisión a la carta es el que va mandar en el futuro. El resto sobraremos.
Transformers 1 y 2, Hancock, Lobezno o Iron Man están hechas para ellos, para los que consiguen que la industria del videojuego genere más de 21.000 millones. Por algo Disney compra Marvel. Por algo ya nos amenazan con He-Man, un nuevo e innecesario Conan, Thor o más Transformers. Por algo Spielberg, dueño de Dreamworks y productor de Transformers, ha abandonado Paramount para distribuir con Disney. En 2009, sólo películas como Transformers 2, la nueva Star Trek, Lobezno, G.I.Joe o G-Force han recaudado 2.100 millones de dólares en todo el mundo.
Nos vamos a hartar de superhéroes, juguetes y remakes. Prepárense. Paramount, Disney, Universal, Sony, Fox y Warner cocinan un cine mucho más caro, más grande, más niño y más rentable en parques temáticos, juegos y juguetes.
Brunet llega a una conclusión desalentadora: Al centrarse en el perfil infantil, por primera vez “algunas grandes compañías se verán carentes de productos de prestigio”. No va nada mal encaminado. Los Oscar han llegado a regalar 11 de sus premios a una tercera parte, la del El señor de los anillos. Los títulos de los grandes estudios ya no logran prestigio como antaño, cuando Disney trabajaba con Dalí, Paramount apadrinaba el mejor talento extranjero, Warner hacía el mejor cine social, Metro tenía más estrellas que en el cielo y Fox adaptaba a Steinbeck. Había productores, artistas y público para esos exitazos adultos, pero eso se acabó.
Aunque, como recuerda Brunet, muchas grandes compañías tienen submarcas para distribuir productos “de presigio” (Paramount Vintage, Sony Pictures Classic, Fox Searchlight o Miramax), el público de salas reduce su edad y sus exigencias cinematográficas de manera vertiginosa. Hasta hace poco los estudios pensaban en el público adulto, pero la crisis ha hecho que todo proyecto se centre en el público familiar. Y si ya era patético que Hollywood se entregase a un público de entre 10 a 20 años, ahora se infantiliza más todavía. El espectador de entre 10 y 15 años, el consumidor de juguetes, videojuegos, internet y televisión a la carta es el que va mandar en el futuro. El resto sobraremos.
Transformers 1 y 2, Hancock, Lobezno o Iron Man están hechas para ellos, para los que consiguen que la industria del videojuego genere más de 21.000 millones. Por algo Disney compra Marvel. Por algo ya nos amenazan con He-Man, un nuevo e innecesario Conan, Thor o más Transformers. Por algo Spielberg, dueño de Dreamworks y productor de Transformers, ha abandonado Paramount para distribuir con Disney. En 2009, sólo películas como Transformers 2, la nueva Star Trek, Lobezno, G.I.Joe o G-Force han recaudado 2.100 millones de dólares en todo el mundo.
Nos vamos a hartar de superhéroes, juguetes y remakes. Prepárense. Paramount, Disney, Universal, Sony, Fox y Warner cocinan un cine mucho más caro, más grande, más niño y más rentable en parques temáticos, juegos y juguetes.
lunes, noviembre 02, 2009
Adiós a López Vázquez
Si hubiese nacido en Dakota del Norte tendría los dos Oscar de Jack Lemon, otro “tipo del montón” como él. George Cukor, admirador de su talento, intentó llevárselo a Hollywood y él prefirió quedarse en su país.
Gracias, Señor López Vázquez, por quedarse y por sus curros en Novio a la vista, Los jueves milagro, El pisito, El cochecito, Plácido, Usted puede ser un asesino, Atraco a las tres, La gran familia, Los Palomos, Un Millón en la Basura, El bosque del lobo, Mi querida señorita, Viajes con mi tía, La Cabina, La escopeta nacional, Patrimonio nacional, Esquilache y Todos a la cárcel.
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