
Este es un fragmento de ‘Trópico de Capricornio’. Hace muchos años que quería hincarle el diente a Henry Miller, pero no veía el momento. Puede que la primera vez que oí hablar de él fuese en El cabo del miedo, que vi en los cines Avenida (hoy Renoir) de Bilbao. Max Cady hablaba en aquella excesiva cinta de Scorsese de sus novelas ‘Nexus’ y ‘Plexus’. ¡Abogaaaaadoooo!
Después de leer sobre su influencia en Bukowski y otros muchos macarras literarios, me hice, por fin, con ‘Trópico de Capricornio’, a dos euros y en un puesto de esos gitanos que los domingos gritan “¡No se puede salir sin bragas a la calle, señoras!” frente a las torres KIO. Miller, en mi caso, nunca formó parte de aquellos primeros libros del mercadillo de la plaza de San Antonio, en Santoña, que me cambiaron y cambiaron a los míos, a aquellos “buenos camaradas que no miraban ni hacia arriba ni hacia abajo sino al frente, con los ojos siempre fijos en el horizonte y satisfechos de lo que veían”.

Otro ejemplo de novela que te refleja, te describe: “Siempre me asombraba la facilidad con que la gente se enfurecía con sólo oírme hablar. Quizá mi forma de hablar fuera algo extravagante, si bien ocurría con frecuencia cuando hacía los mayores esfuerzos para contenerme. (…) Si me mostraba modesto y humilde, por ejemplo, en ese caso resultaba demasiado modesto, demasiado humilde. Si me mostraba alegre y espontáneo, audaz y temerario, en ese caso resultaba demasiado franco, demasiado alegre”.
Uno de los puntales de la novela es el trabajo, que el protagonista busca sin pasión, como dándole todo por saco, en un Nueva York deshumanizado y putrefacto: “No era un buen lameculos. Eso me marcaba, indudablemente. Cuando solicitaba trabajo, notaban al instante que me importaba un comino que me lo dieran o no”. Al final, el tipo apellidado Miller acaba de jefe de personal, puesto que los hijos de puta actuales llaman “Responsable de recursos humanos”. Y lo que desfila por su despacho es digno de leer, amigos. Un descojono. Desolador.

En la página 183, de 279, he abandonado el libro. Me han superado sus incursiones en el surrealismo, en su mareante y egoísta ebriedad verbal. Parecía, y mi amigo NAPALM lo certificó, que Burrougs lo había sustituido en el meneo de la máquina de escribir mientras Henry se tiraba a una tía en el Village. O ella se lo tiraba a él. Lo he cerrado y guardado junto a Plexus, que me acaba de regalar Bosco tras comprarlo en el mismo mercadillo gitano de Plaza Castilla. Nos volveremos a encontrar.
Escrito el sábado 17 de enero de 2009.
11 comentarios:
A mí me encanta Henry Miller, aunque entiendo muy bien que astrague. No es para leer dos libros suyos seguidos.
Especies: Su talento es inmenso, pero su egosimo con el lector es más grande aun. Lo retomaré seguro.
Hazlo. Me encanta cuando cuenta qué botellas de vino blanco y qué ostras se tomaba con sus amigos en Francia, por tres pesetas. Me hace recordar algo que no he hecho. Y me acuerdo de eso casi siempre que abro una botella de vino blanco fresquita. Qué maravilla.
Como hombre siempre desmesurado, como escritor menos honesto que otros coetáneos, Miller es un puntal de hoy en literatura. Yo lo leí hace tiempo (los dos Trópicos y Sexus), no en balde Scorsese sacó uno de los dos trópicos en "Jo, qué noche", esquematizando así el estado mental del protagonista en un momento grande.
Especies: Qué interesante su etapa franchute.
Dani: ¡¡Es verdad!! Era 'Trópico de cáncer', que leía el prota. Grandioso Griffin Dune. Gracias por recordarlo.
Pues me das ganas de ponerme a ello, Ivan.
Esos fragmentos en tu blog son potentes (y los entiendo perfectamente)
Creo que voy a vibrar leyendo Tropico de Capricornio. Espero encontrar el MOMENTO (como tu encontraste el tuyo) para hacerlo.
Un abrazo.
Leer dos libros seguidos de Miller es lo mismo que leer dos libros de Nabokov, aunque con muy diferentes estilos,ambos agotan la mente con su talento y verborrea. Fascinan pero hay que tomarlos en dosis. Por lo menos yo.
Un saludo Ivan
Ay, Walter, casi me gusta más lo que lees que lo que escribes, XD
Mks.
Lo he intentado un par de veces con "Trópico de cáncer", pero.......
De los pocos miembros que tengo en el club de los libros abandonados a su suerte. Quien sabe, quizás algun día......
me ha encantado leer tu entrada
Publicar un comentario