lunes, enero 03, 2011

Entre copas, mi película de la década

No pretendo sentar cátedra. Es MÍ película, cada uno tendrá la suya o las suyas. O ninguna, que menuda década de mierda. La vi por primera vez hace cinco años junto a JR y NAPALM. Renoir Plaza España. Se apagaron las luces. Negro. En off, alguien apremia al personaje de Paul Giamatti (Miles) a salir de su cama para, en bata, aparcar en otro lugar su desfasado coche. Nadie se mira en la sala oscura de un cine, pero hay unas pocas películas que hacen que mires a tus compañeros de vida y butaca con sencillos movimientos de cabeza, atusar de cabellos, alteración de ritmos respiratorios, risas o carcajadas. Al final de la proyección, tocados y risueños, los tres supimos que Entre copas era ya una de las nuestras, de las que compras para tener en casa, perfecta para una velada con Riveras o Riojas. Así fue.

Alexander Payne, que desde Entre copas se ha centrado en la producción y no ha vuelto a estrenar un largometraje (en breve nos llega The Descendants), logró una película valiente, incorrecta, puntillosa y detallista hasta la envidia (porque tú también quieres escribir así algún día) o el pavor (por verte tan certeramente reflejado en ese retrato de perdedores desorientados que tanto se engañan). Con sólo cuatro personajes centrales, la película logra un fresco generacional que amas y odias, como a ti mismo y a tus seres queridos, como si te plantaras ante una especie de cine-espejo. En su proyección, miras a los tuyos y te miras reconociendo muchas miserias y valores compartidos en la pantalla. Y eso hoy es, literalmente, un jodido milagro.

Su guión, escrito por Payne junto a su amigo Jim Taylor y basado en la novela de Rex Pickett, es un portento en el manejo de los valores de la tragicomedia, el realismo social, una nihilista filosofía, la profundidad psicológica y hasta un humor descacharrante. Los detalles, a patadas, de su escritura, construyen una amistad entre dos tipos aparentemente odiosos -un escritor frustrado tendente a la pedantería y un ex actor que piensa con la polla- pero tan humanos que acabas adorándoles. Los dos, acotados por un código moral privado, se quieren a pesar de que ninguno “entienda el juego” del otro. Los dos están plagaditos de carencias y por eso son sencillamente de verdad como lo son las chicas, absolutamente creíbles.

Entre copas utiliza en sus geniales diálogos la metáfora del vino y su decisiva elaboración para hablar de las personas, pero lo hace lindando el límite de la pedantería, sin cruzar nunca esa delgada y tan peligrosa frontera. Las acertadas citas a Bukowski, Toole o Las uvas de la ira, de Ford, están bien integradas, casi no se notan. Otro milagro. Entre todo el conjunto, me quedo con instantes como el reencuentro entre Miles y su ex mujer y su momento de la verdad literaria, la pura representación de casi todos los actos afectivos del ex actor Jack, la mirada sabia del personaje de Virginia Madsen, el final… y esa pareja de gordos de clase baja follando como animales mientras en su televisor aparecen Donald Rumsfeld y George Bush.

Entre copas recuerda que, como un buen vino, tenemos el peligro de ajarnos si no nos abren a tiempo con cariño y delicadeza. Hay que haberlas pasado algo putas para entenderla del todo y retrata una California que no se recordaba, por exacta, desde el veraz cine de los setenta. Iniciada la década, en 2002, descubrí el talento de Alexander Payne a propósito de About Schmidt. Cuando se estrene The Descendants mis amigos y yo seremos de los primeros. Y luego, de vinos. Reeditado y corregido el lunes 3 de enero de 2011.

Texto relacionado: LOS DESCENDIENTES: Muerte absurda, vida absurda

4 comentarios:

Awake at last dijo...

Tendría que darle una nueva oportunidad a esta película, porque (no me pegues, rei) a mí me pareció una TV movie venida a más, tal vez ahora que tengo algún añito más le vea todas esas cosas que tú dices, :-D

Mks.

IVAN REGUERA dijo...

Awake: Hazlo.

ROSA ALIAGA dijo...

Me ha encantado tu entrada Iván. Es sin duda una de mis películas preferidas.

IVAN REGUERA dijo...

Trilce: Me alegro mucho. Besos y a ver si caen unos vinos.