martes, septiembre 25, 2007

Un descanso en el trabajo

Obsérvese la alegría de los rostros, la robustez de sus caras y cuerpos, el regocijo de un momento feliz captado por una cámara amiga. Se puso a llover en el momento de posar y captar el instante y por eso las chicas muestran esa coqueta cara de sorpresa. Y todo aderezado por un simpático acordeonista.

Si no supiésemos la procedencia de esta foto, en un primer instante pensaríamos que sólo es una foto de un momento de paz en tiempos de guerra.

En un segundo instante, en cambio, veríamos que la gorra del acordeonista está adornada con una calavera plateada, símbolo de las SS junto a las dos eses en forma de rayo que también podemos ver en los cuellos de las casacas de los otros dos hombres.

En realidad estos jubilosos amigos son soldados y auxiliares de enfermería de la SS Helferinnen. La foto -de Kart Hocker, y perteneciente al álbum de fotos recibido por el Museo del Holocausto de Nueva York- está tomada en Auschwitz entre mayo y diciembre de 1944, año de mayor “producción” del lugar, el más pasmoso espacio de muerte de los tiempos modernos.

Mientras estas "enfermeras" se sacaban esta foto, miles de niños, ancianos, mujeres y hombres desahuciados eran gaseados e incinerados o esperaban a que esto sucediera. En eso curraban los chicos y chicas de la foto.

Nadie de los miles de soldados u oficiales que fueron destinados a Auschwitz pidieron la baja por razones morales o de conciencia. Todos, como los angelitos de la foto, cumplieron con su trabajo.

Artículos relacionados:

Diarios del bien y del mal.
Shoah. Se acostumbraron.

9 comentarios:

Marta G.Brea dijo...

Gracias, Iván, por el artículo que nos brindas hoy. Un ejemplo más del valor documental de la fotografía y de lo importante que es saber mirar y reflexionar sobre su contenido.
Me gustaría recordar la impresionante película documental SHOAH, de la que ya escribiste en PD, y que me animó a verla.
Invitaría también a que la viese al siniestro Ahmadineyad, que sigue proclamando que el Holocausto es un mito.
Creo que una de las frases más cínicas de la historia es "El trabajo os hará libre" (Arbeit macht frei!) a la entrada del campo de Auschwitz. Un viaje que todavía tengo pendiente...

IVAN REGUERA dijo...

Marta: Haz ese viaje alg�n d�a. En el campo, eso s� FALTAN fotos como esta que s� se ven en Nueva York. Las fotos del mal han sido eliminadas del recorrido de Auschwitz.

Y cuando estuve me pareci� un error.

Awake at last dijo...

Yo no sé si sería capaz de soportar la visita. De todas formas, un planteamiento (y creo que no soy sospechosa de pro-nazi, precisamente) ¿no te parece que están demasiado risueños? Yo diría que la composición de la foto no nada casual, con lo cual sería otra vuelta de tuerca. En fin...

Mks.

Anónimo dijo...

No se han ido: están aquí, entre nosotros. Es el jefe que tuvimos que disfruta puteando a todo aquel que le rodea, el compañero pelota, arrastrado y chivato, el que maltrata a su mujer, el que te raya el coche nuevo y de nada te conoce. Dales unas condiciones similares, poder para decidir entre la vida y la muerte y tendrás muchos Auschwitz. Es un error suponer que todos esos funcionarios de la Barbarie eran sicópatas; no, la mayoría eran personas corrientes que querían a sus hijos, que paseaban con orgullo su perro, que lloraban en el cine –Hitler, sin ir más lejos-, pero que no perdían el apetito tras haber asesinado un día cualquiera a varios millares de judíos. Porque los judíos, para esa sociedad envilecida y manipulada a la que habían engañado y grabado sus prejuicios a fuego, por medio de sus ikastolas y sus Garas nazis, eran una rémora que había que eliminar: por usureros, por ricos, por malvados, por feos, y, sobre todo, porque no eran de los suyos, eran algo ajeno e infra-humano. En definitiva, un grano que había que extirpar para alcanzar la Patria, la Gran Alemania, el Reich de los mil años.

Awake at last dijo...

no ES nada casual

Otis Driftwood dijo...

Estoy con Wallander. Es más, como dice Pérez-Reverte, creo que cualquiera de nosotros, dadas determinadas circunstancias o activados determinados mecanismos psicológicos, seríamos capaces de lo peor. Los yugoslavos eran gente muy normalita hasta que, alentados por unos cuanto iluminados, se dedicaron a asesinarse, torturarse y violarse sistemáticamente. Todos tenemos un nazi dentro. Quizá ese cerebro reptil del que hablan los científicos, agazapado, tras milenios de evolución, bajo el cerebro mamífero y el cerebro humano, pero aún ahí. La cuestión es mantenerlo a raya. A lo mejor en eso consiste el progreso.

IVAN REGUERA dijo...

Estoy con Wallander y Otis. Me interesa muchísimo esa teoría o esa percepción de lo que podemos llegar a ser y hacer con un poco de organización, poder y burocracia.

Hoy y siempre estaremos rodeados de potenciales guardianes de Auschwitz. De buenos y obedientes trabajadores sin dudas morales y sin entrañas.

La foto creo que expresa algo terrible. A mí me aterroriza más que ver montones de cuerpos desnudos muertos.

IVAN REGUERA dijo...

En realidad esto es una foto de empesa.

Anónimo dijo...

IVAN: Estoy contigo: fotos como esta deberían formar parte de las visitas a campos de exterminio. La gente se ha "acostumbrado" tanto a la típica foto de cadáveres apilados que cada vez hace menos efecto, si se puede decir así. Fotos como la que ilustra el post resultan mucho más inquietantes. Pero mucho más ;-).