sábado, abril 09, 2011

Adiós Sidney Lumet

Ha muerto a los 86 años por un linfoma. Incomprensiblemente, este hombre de mirada despierta y verbo fluido nunca fue considerado como un autor a la altura de autores consagrados por los festivales, la academia de Hollywood o la crítica, pero dio al cine mundial auténticas obras maestras. Más que muchos de esos consagrados. Nunca, salvo raras excepciones, se ha demostrado especial interés en los estudios de las revistas críticas por su figura en contraste con reliquias intocables. No daré nombres, hoy es día de luto, no de riña. Aunque la merece. Existe un peligroso sambenito que sufren los realizadores que no gozan del de “autor” y es el de “artesano”, escrito en minúsculas y dicho con retintín. Lumet, se ha escrito, era mayormente “un director de encargo” que casi nunca escribió los guiones de sus films. Frente a semejante simpleza, debería revisarse, con seriedad y una lupa, su filmografía. Lumet tuvo el talento de ir en busca de otro talento: el de los escritores de sus historias. Ellos estarán siempre ahí para aclarar lo que supone para el cine su figura. Tennessee Williams adaptó su obra The Fugitive Kind, Arthur Miller escribió el libreto de Vu du pont, Eugene O'Neill lo hizo con Long Day´s Journey, Gore Vidal, en Last of the Mobile Hot Shots, adaptó a Williams, Paddy Chayefsky le entregó el guión de Network, Peter Shaffer (autor de Amadeus) adaptó para él su Equus, E. L. Doctorow adaptó también su novela Daniel, David Mamet escribió Veredicto Final... Lumet pasó de la pose de autor y supo para quién y dónde trabajaba. Para que sus films llegasen a buen puerto supo que necesitaba buenos intérpretes y mejores guionistas. Esta es la base fundamental e intocable, se diga lo que se diga, de una película norteamericana o de Burundi. Lumet fue un director con un poderío visual impresionante, con brío, con verdad y poesía en sus imágenes. Pocos como él han retratado con idéntico acierto a los perdedores y a los amos, contados directores han chupado acera y han reflejado la calle como él. Doce hombres sin piedad, La colina, La ofensa, Serpico, Tarde de perros, Network, Veredicto final y Antes que el diablo sepa que has muerto (menudo testamento) quedarán para siempre entre mis cintas de obligada revisión. Lumet nos ha dejado y la pérdida es enorme. Post relacionado: ASÍ SE HACEN LAS PELÍCULAS

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Nadie como él, entre otras cosas, ha sabido retratar las dificultades que entraña la oposición a la corrupción en un planteta podrido. Ha obligado a sus personajes a enfrentarse con dilemas extremos, de una forma poética y humana: coger un teléfono, romper un documento...se convertían bajo su batuta en momentos vitales que llevaban a sus personajes a escoger entre la dignidad y la justica o la corrupción y la infamia. Sus antiheroes nos enseñaron que el más recto de los caminos también era un sendero de pérdidas enormes. Lumet nos enseñó a enfrentarnos a desafíos personales. Y por ello su pérdida hoy en día es doblemente triste.

Frid dijo...

Grande, Reguera

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=8kyMXiEJWXo&feature=player_embedded

De 1976 y de plena actualidad.

Otis

Explorador dijo...

Un buen homenaje. No conozco apenas nada de su obre, pero si que me resulta curioso lo de despreciar a alguien llamándolo "artesano" en contraposición al "autor". Creo que debe ser más dificil hacer buenas películas teniendo que ceñirse a algo preestablecido que hacer lo que sabes hacer bien. Por ejemplo, siempre le doy un mérito enorme a William Wyler, me parece más difícil sobresalir en géneros muy alejados que hacer 10 peliculones que sean variaciones sobre el mismo tema. admirando a ambos, claro. hacer algo bueno, ya merece por si mismo un aplauso.

Saludos :)

Anónimo dijo...

APA: Lo has clavado.

Frid: Él lo merece.

Otis: Me ancanta eso de "Pues yo no os voy a dejar en paz. Quiero que os enfadéis".

Explorador: Tienes toda la razón. Huston, Wyler, Lumet... hacían pelis tan diferentes que los críticos no sabían cómo encasillarlos. Por esos les despreciaron.

-IVAN-

Anónimo dijo...

El mejor Al Pacino surge entre el año 72 y 75 en films de Coppola y Lumet