
El director del Instituto de Ciencias y Artes Audiovisuales, Ignasi Guardans, anunció la semana pasada más ayudas si las películas están dirigidas por hembras, un indiscutible rasgo de diferenciación intelectual que hay que proteger. Ni a Pilar Miró, una de las responsables del chocho en el que está inmerso el cine español hace años, se le ocurrió semejante ocurrencia, que, por cierto, ha sido respalda por casi todos: ERC, PP y PSOE.
En España el hecho accidental de ser mujer suma puntos en las subvenciones. Puede que en unos años, ya que las tratamos como a seres frágiles y necesitados también sume puntos ser cojo, cheposo o ciego, con todas las dificultades que esta última desgracia entraña a la hora de hablar con un director de fotografía.
Las películas asistidas, a parte de tener un buen guión o estar bien armadas en su producción, contarán con un regalito extra si tienen como "responsable o directora" a una señora. Ahí nos encontramos con "un plus". Según fuentes de Cultura citadas por El País, "en igualdad de condiciones, si el proyecto presentado está dirigido por una mujer o el guión es de una mujer pasará por delante del presentado por un hombre".
El director del ICAA remató su intervención añadiendo que en la nueva Ley del cine se dará un "tratamiento especial favorable" a las películas rodadas "en lenguas del Estado". En fin. Cuando al público se le antepone aspectos tan secundarios como las lenguas y los sexos “débiles”, tenemos lo que tenemos. Lo de siempre. Un carajal.