martes, abril 27, 2010

Mojarse el culo

Hace unos días, NAPALM publicó un artículo en el que hablaba de Ágora, film que desarrolla un tema que Amenábar considera actual: la intolerancia religiosa frente a la razón y la ciencia. He visto la peli este fin de semana. No consigue nada que no sea sopor ante presupuesto tan ambicioso. No sirve ni como tv movie de romanos para después de comer. Pero no quiero hablar aquí de Ágora. En su blog, NAPALM no escribía una crítica, sino una reflexión. Decía así:

“Amenábar se diferencia de aquellos realizadores y artistas españoles habitualmente enzarzados en disputas políticas; firmantes compulsivos de manifiestos, cejistas, y demás comprometidos. (…) La gran diferencia reside en que Amenábar utiliza el medio de expresión que conoce, el cine, para contar su visión de los acontecimientos. Y en él, acertadamente o no, mojarse el culo, contar lo que piensa. (…) Por esto me parece que Amenábar tiene mérito, porque se ha comprometido con su medio”.

Este texto me ha recordado a los cineastas que se han manifestado en la Puerta del Sol este fin de semana y también a un caso que comenté hace años en otro blog. En aquel artículo cité a El Mundo: “En 1998, cuando Eric Raoult ocupaba el Ministerio de la Ciudad y la Integración, acusó de absentismo a los cineastas que criticaban las políticas de integración del Gobierno. Según Raoult, esos intelectuales no tenían autoridad moral para criticar esas políticas porque nunca habían puesto los pies en esos suburbios de los que tanto largaban”. Bertrand Tavernier le tomó la palabra al político y se fue al deprimido Montfermeil con un equipo de cine. El resultado fue Al otro lado del periférico, un sencillo telefilm de denuncia que habla del paro, la marginación y la inmigración.

Tavernier sería una rareza en España. A Almodóvar ni se le pasa por la cabeza rodar o financiar un documental sobre los “fascistas con toga que ponen en peligro nuestra democracia”. No es rentable. Después de la foto colectiva de la ceja, los exabruptos de José Luis Cuerda y aquel episodio filonazi del “cordón sanitario” de Federico Luppi, los peliculeros desaparecieron hasta reaparecer en el infame acto a favor del juez Garzón y en la nueva mani con manifiesto de la Puerta del Sol. Almodóvar, Bardem, Boto, Sacristán, Grandes y compañía (cuatro gatos) se lo podrían haber currado con sus armas. Cinematográficamente, como Amenábar, en el teatro, como Boadella, o en la televisión, como Tavernier. Pero no lo harán. Ahí no se saca cacho.

Foto: ÁNGEL MARTÍNEZ. Escrito el domingo 25 de abril de 2010.
Lee AQUÍ el artículo de NAPALM.

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