martes, junio 07, 2011

La válvula de seguridad de una olla a presión

Cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco estaba en Getxo, Vizcaya. NAPALM y yo supimos de la noticia montando una peli de Super 8. Durante el cautiverio escuchamos y vimos a decenas de borrokas disfrutar de uno de sus asquerosos aquelarres callejeros, nocturnos. El contraste fue doloroso. No tuvieron ni ese tacto necesario, ni la exigible hipocresía de manual. Conmocionado al saberlo muerto, rematado, pensé: ETA acaba de firmar su sentencia de muerte, esto se ha terminado. Al día siguiente salí a las calles de Bilbao con mi padre y vi a gente sacando a palos a otra gente de las sedes de HB. Y vi a mi padre mediar pacíficamente pero con mucha energía entre la ciudadanía para que no los molieran a palos, que es lo que yo deseaba ver. En la tele vi a los ertzainas quitarse sus pasamontañas y siendo aplaudidos por “el pueblo”. Vi también al lehendakari Ardanza, sobre un banco, pidiendo calma y apoyando el cambio que pedía la gente furiosa y horrorizada. Creí en aquel levantamiento popular de los vascos, aquella reacción masiva y sincera de un pueblo dormido durante demasiados años. Y no cambio nada. ETA y sus amigos siguieron matando, extorsionado, amedrentando, acojonando. El 15 M tiene el peligro de convertirse en eso mismo. En imágenes icónicas, en portadas para la historia. Pero la historia no cambia tan fácilmente. Este tipo de exaltaciones de democracia o de unión de la masa son icónicas pero deben manejar los tiempos y ser dirigidas con inteligencia o se convertirán en nada. Fue el amigo Chano quien escribió en este blog: “El 15 M es como la válvula de seguridad de una olla a presión. El propio sistema libera la presión de forma controlada”. No soy tan pesimista como él, pero la imagen me gustó. Ojo con las emociones exaltadas, con la demagogia barata, con los tiempos que marcan los medios y con las mentiras del poder, que maneja esos medios. La lucha para lograr unas reformas históricas tiene que tener sus representantes y debe ser brillante, no mediocre. Si es mediocre no será nada. Nota: post inspirado por NAPALM.

1 comentario:

Un amigo del 2002 + o - dijo...

Los individuos pueden ser brillantes o no serlo. Los colectivos suman brillantes, mediocres y miserables, así que en este último caso llegar a la mediocridad no está nada mal. Normalmente los colectivos eligen a sus individuos más brillantes para que les representen y guíen en sus necesidades y aspiraciones, y ese es el problema de raíz del 15M: no quieren líderes. Es como si alguien propusiera hacer una bebida radicalmente revolucionaria, una bebida que para empezar no se bebiese. Un movimiento colectivo sin líderes es como Madrid sin ociosos. Una ciudad cualquiera, como donde yo vivo ahora.