martes, enero 10, 2012

“Mihi ipsi scripsi”

Nietzsche no tenía abuela. Se consideraba el mejor de los filósofos y el mejor de los poetas. Sé poco de filosofía y nada de poesía, así que no sé si su ego estaba justificado. Lo cierto es que pomposo era un rato. Cuando sólo tenía catorce añitos Nietzsche, en vez de darle al balón o a los billares, redactó un ensayo autobiográfico (¿?) en uno de sus cuadernillos escolares. El muy presuntuoso lo tituló ‘De mi vida’. Toma ya. En el tramo final de este cuadernillo escolar nietzschiano, el pequeño Federico escribió que “escribía sus propios libros para leerlos inmediatamente después”.

Y nunca abandonó ese placer, esa necesidad, esa soledad, ese ensimismamiento. Y no lo abandonaría jamás. El chollo de Nietzsche fue conseguir una modesta manutención universitaria que le permitió pensar y escribir y leerse en libertad absoluta, sin tener que rendir cuentas de sus escritos a nadie, sólo a sí mismo. Y esa fue también su maldición. Paradójicamente, su pensamiento y aislamiento lo llevaron a la locura.

Fueron diez productivos años en los que levantó sus grandes obras. Y en la conclusión de cada una de ellas Nietzsche se repetía a sí mismo: “Mihi ipsi scripsi”. Es decir: “He escrito PARA MÍ MISMO”. Volvía a aparecer aquel lejano deseo infantil. Nietzsche no escribía para ser admirado, para ganar dinero, para obtener premios, para los colegas, para los editores o para sus escasos lectores. Escribía para leerse. Toda una lección. Escrito la noche del 3 de enero de 2012.

3 comentarios:

Musidora dijo...

Precisamente me decía hoy una "artista": "el usar ideas de otros no es necesariamente malo". No entiende: la verdadera creación significa compromiso y reto con uno mismo, de otra forma no tiene ningún sentido.

francisco arroyo dijo...

Andre Gide dijo que escribía para ser leído. Philippe Sollers, parafraseando esto dijo que escribía para ser releído cuanto antes (un divertido colmo de vanidad).

Otros dicen que escriben para ser leídos por sus amigos.

En fin, como la menor parte de las cosas que hacemos -las interesantes- la escritura está también trufada de intenciones.

Sea para quien sea, espero que tu sigas dejando por aquí lo que para ti escribes

Anónimo dijo...

Onetti dijo "escribo para mí, para dios y para nadie", creo que en esa enigmática contradicción se dice mucho del sentido de la escritura.