Apa acaba de pillar un taxi para irse a su nueva casa por Pío XII, a su nueva habitación, con gente nueva. Regresó de Satoña hace semanas para volver a trabajar y abandonar por fin el pueblo a donde había regresado hace más de un año.
Bosco y yo hemos estado felices teniéndolo en casa, con esas cenas con vino y charlas hasta las mil, algo que al pobre le pasaba factura porque muchas veces se levantaba a las 6 de la mañana para ir al nuevo tajo.
Lo último ha sido la peli Los mejores años de nuestra vida, una obra maestra de William Wyler que Apa no había visto y que me encató descubrirle. Su guión (de Robert Sherwood) es de una genialidad abrumadora, sus irónicos dialogos envidiables, sus actores (menos Dana Andrews, Apa dixit) maravillosos. ¡Con ese pedazo de cómico, de enorme actorazo que era Fredric March!
Y qué gran título, que juega con la vuelta a casa de los soldados de la Segunda Guerra Mundial, unos hombres absolutamente descolocados en una nueva realidad (familiar y social) que no es que no entiendan, sino que no quieren asimilar. Lo mejores años fueron para ellos los de la camaradería, el valor, la amistad en situaciones sin trampa ni cartón. Límite.
Espero, deseo que a Apa le vaya bien en su nueva etapa. Y que me invite a comer o a cenar en su nueva casa pronto y muy a menudo.
Por los mejores años.
lunes, mayo 30, 2005
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2 comentarios:
Nunca te perdonaré que no me hayas presentado a Apa...Ni que fuera Felipe el Hermoso...
en fin, una preciosidad de post...
-bebiendo pinot noir en tu honor-
juanita la loquita
Todo se andará. Chin, chin.
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