lunes, septiembre 26, 2011

Cine de género con denominación de origen

Sólo por ver tu ciudad convertida en el escenario de una peli de género negro digna, intensa y currada merece la pena ir al cine a disfrutar de No habrá paz para los malvados. Aunque no es tan redonda como La caja 507, vuelve por sus fueros (y le ha costado volver) un Urbizu en estado puro: seco, austero, sin volteretas visuales. La peli no es una peli fácil, no tira por el camino trillado de los que en España hacen género sin tener ni idea de lo que eso supone y exige, faltándole el respeto a la inteligencia del espectador. Urbizu es ya un cincuentón curtido, profesor universitario y gran amante y conocedor del género. Y se nota. Su peli es rara para España. Es madura, adulta, reposada y sin concesiones al efectismo.

Y no es redonda, aunque quizás lo podría haber sido. Su idea (el mayor hijo de puta, el menos indicado, puede salvar el mundo) es brillante pero su trama es compleja, quizás excesivamente compleja. La caja 507 tenía también una trama enmarañada, pero el trabajo actoral era más rico (Resines estaba enorme) y en esta ocasión te da la sensación de que hay demasiada información, de que hay trama y texto que quizás hubiera podido ser eliminado logrando una peli más elíptica, más corta, con mucha más acción y sobre todo centrada en el interesante personaje que tan bien defiende José Coronado. Sí, el señor de los anuncios de yogur que cada vez que se pone a las órdenes de Urbizu da gusto verle y escucharle.

Al ver No habrá paz para los malvados quieres más Santos Trinidad y menos conexiones criminales. Te quedas con ganas de más “Coronado el sucio” y desconectas de los contubernios del narcotráfico y el terrorismo. Pero aun así sabes que estás viendo una película con poso y sabia, seguramente la mejor película española del año, si no de los últimos años, una película que volverás a ver tranquilamente otra vez, cualquier noche en la que te apetezca un buen thriller nacional sin complejos, tan bien escrito, interpretado y dirigido como un thriller americano.

Porque si hay algo que le joda a Urbizu es que una casa de putas a las afueras de Madrid nos dé, como espectadores, más pereza que una casa de putas a las afueras de Boston. Y comparto ese cabreo. Los americanos, que son unos light y unos flojos, nos llevan la delantera en el género y no es comprensible cuando vivimos en uno de los países más corruptos y más rodeados de podredumbre criminal, narcotráfico, trata de blancas y problemas de terrorismo del mundo. Y qué quieren que les diga, prefiero ver un bar de mala muerte de Madrid que un bar de mala muerte de Wisconsin. Porque lo conozco, porque es mi mundo y está en mi ciudad y porque creo que ese territorio tiene unas posibilidades cinematográficas acojonantes. Y esos pocos que lo han sabido reflejar (junto a Urbizu lo han logrado gente como José Luis Garci o Eloy de la Iglesia) tienen todo mi respeto.

Señores productores: hagan caso a Urbizu y apuesten por el género negro español. Tenemos miles de páginas de sucesos, novelistas, guionistas, actores, directores y técnicos sobradamente preparados para hacerlo. Y no lo haremos ni mejor ni peor que los yanquis, lo haremos simplemente a nuestra manera, como tan bien sabe hacer Urbizu. Apuesten por un prota que balbucee el castellano, se vaya de putas y beba Havana Siete Cola. Muchos se lo vamos a agradecer. Escrito el domingo 26 de septiembre de 2011.

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