Pero uno cambia, empieza por entenderlo y acaba descojonándose, "tiqui taca", con sus tremendas paridas, como la media España que no le detesta, esa que no se baja el volumen de la tele y se sube el de la radio para seguir a la selección de baloncesto o de fútbol, deporte que Montes demostró no controlar mucho.
Pajarita, pelo Yul Brynner, piel morena que le viene de su madre cubana, 51 años, comentarista deportivo desde 1980, dos hijos y separado. "¡Qué baarbaro! ¡Qué baarbaro!" Montes nos espera esta noche, a las 9.30, en el partidazo España- Alemania. "¡Alemania, la industria pesada!".
Que en los tiempos higiénicos de correctos locutores y aburridísimos comentaristas que vivimos salga un tipo al que te toca amar u odiar está de puta madre. Y esta noche frente a los teutones ¡¡La vida puede ser maravillosa!!
4 comentarios:
:*D
Mks.
Es famoso también por colar coletillas publicitarias de churrerías de la coruña... de hecho lo vi hace poco en el fnac de mi ciudad... un personaje... algo cansino... :P
Y yo que pensaba que hoy ibas a poner en su sitio a algún que otro creata narcisista y pelmazo...
Sobre Montes, sí, es cansino y facilón, pero, joder, ¿os imaginais trabajando en eso? La vida puede ser maravillosa, sobre todo si tu trabajo consiste en decir lo primerom que se te ocurre mientras diez tíós tratan de meter una pelota en una canasta. Montes, además, tiene la ventaja de que no hace gracia por lo que dice, sino por cómo lo dice. Es como chiquito. Por ejemplo, si yo suelto que tengo una casa en la calle Torpedero Tucumán, no os hace ni puta gracia. Lógico. Pero si viene Chiquito y te dice: "Tengo una casa en ese peazo Torrrpedero Tucumaunnn", pues te partes. Y en ese plan.
Montes tiene la virtud de lo impredecible. En un mundo en el que todos aprendemos el guión del rol que nos toca y nos repetimos más que el ajo, viene uno y se comporta como ningún otro. El Montes es el típico amigo adolescente que no calla ni debajo del agua y pone motes a todo el que se cruza. Lo que se diría un cabroncete, que los bajitos pelean. Pero, lo mejor de todo, ¡SUS PIROPOS A LA ALCACHOFA!
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