No hay nada más ridículo, y les juro que lo he vivido más de una vez, que escuchar a un director español autodefinirse como “creador”. O sea, capaz de abrir las aguas y multiplicar panes y peces. “Yo como creador…” Les juro que hablan así. Y, por supuesto, también escriben los guiones que ruedan, porque también saben escribir y se sienten con una misión divina en la tierra. No hacen películas, ellos esculpen en el fotograma, trascienden, nunca hacen cine a secas, una vulgaridad.
Woody Allen dijo una vez que no se mete en un rodaje que le impida volver a casa para cenar y ver un buen partido. Es exagerado, pero lo preferiré siempre a los intensos. Juan Sardá ha escrito que “entre los directores europeos y los americanos hay una diferencia fundamental. Mientras los primeros suelen mostrar un apego inmenso a su obra y son propensos a referirse a ella en términos casi religiosos, los segundos suelen ser muy conscientes de que su película es un simple producto. Se ha señalado varias veces como paradigma de esta distinción la utilización de la palabra filme (mucho más poética) por parte de los europeos y la de movie por parte de los americanos (mucho más prosaica)”.
Billy Wilder no usaba las palabras film o cine. La palabra que Wilder prefería para hablar de narraciones en celuloide -a las que dedicó su vida- era pictures. Y como bien dijo uno de sus biógrafos, “su falta de presunción era verdaderamente infrecuente en estos tiempos tan mediatizados y hambrientos de atención”.
El director más mediatizado y hambriento de atención fue Alfred Hitchcock. Nadie, con permiso de Spielberg o Almodóvar, lo superó jamás. Nadie lo hará, me temo. Qué casualidad que fuese él, tan adorado por la crítica franchute, el que dijera que el cine son cuatrocientas butacas que llenar.
Escrito el domingo 15 de agosto de 2010.
jueves, agosto 19, 2010
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3 comentarios:
En su época eran 400 butacas, hoy en día son 1500
Lo digo y lo repito "cuánto daño ha hecho la nouvelle vague"
Me interesa mucho el tema a pesar de no saber mucho de él, ¿podrías decir a que te refieres con "cuánto daño ha hecho la nouvelle vague"?
Y el artículo, interesantísimo, como siempre.
Me refiero al movimiento que se generó alrededor de los cineastas de la nouvelle vague, potenciado por las revistas sesudas de la época "Cahiers du cinéma" principalmente, glorificando al director-autor, al yomeloguiso y yo melocomo todo...
No tengo nada en contra de ello, siempre y cuando no intenten imponerlo como única alternativa "creadora".
Esa corriente se extendió como la pólvora en Europa, hasta el punto de que si no escribías tus guiones además de dirigirlos, no eras autor, no eras "digno", no merecías ser mencionado ni alabado, pasabas a ser un mero "artesano" en lugar de un artista. Cosa bastante ridícula por otro lado y más teniendo en cuenta la devoción que le tenían a directores como Hitchcock y John Ford, que jamás escribieron uno solo de sus guiones. (Aunque sí es cierto que se implicaban en el desarrollo de muchos de ellos, pero con guionistas profesionales detrás, que eran quienes firmaban)
Pues eso, director-autor, vale, pero no obligatoriamente. Esa idea sigue vigente hoy en España, MUY VIGENTE. Hasta el punto de que si eres guionista y no realizas, tus guiones mueren de asco. Si eres guionista y tienes un guión terminado sin un director apuntado ya a tu proyecto, tu guión se muere de asco porque casi ningún realizador va a querer entrar en un proyecto "cerrado" en el que no pueda "crear", añadir parte de su mundo interior... Bla bla bla.
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