Una vez hasta monté una editorial. Publiqué una revista y algunos libros. No funcionó. Descubrí con mi socio lo que era enfrentarse a ser invisible en la prensa, a la jungla de la distribución, al poder de los grupos editoriales, a no calcular bien las tiradas (que te acababas comiendo con patatas), descubrí que lo que creía interesantísimo resultó minoritario y repudiado.
Una vez me diplomé en producción cinematográfica. Aprendí y produje algo. No funcionó. Montar algo sin padrinos, sin entrar en el trapicheo de la subvención y frente a los trincadotes oficiales o los hijos de papá resultaba caro e inútil.
Mario Muchnik trabajó con el editor Robert Laffont. Según cuenta, “nunca tuvo fortuna, pero supo maniobrar con bancos, socios e inversores como para sobrevivir sin doblegarse y evitar desbarrancarse en los momentos más difíciles de su largo viaje”. Qué envidia. Qué cabrón.
Laffont dudaba entre ser editor o productor cinematográfico, igual que yo en aquellos tiempos. Hoy parecen milenios. Un amigo, a quien Laffont consultó antes de fundar su editorial, le dijo: “Hay dos modos de perder dinero. Uno, el cine; el otro, la edición. Con el cine, es más rápido. Con los libros es más prestigioso”.
Escrito el sábado 21 de agosto de 2010. Foto: Robert Laffont.
lunes, agosto 23, 2010
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1 comentario:
Pues con los tebeos ni te cuento.
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