
Les hablo de Elephant, un bodrio -producido por Diane Keaton- inenarrable y aburrido sobre la matanza (que sólo acontece en los últimos e interminables minutos del film) del instituto Columbine, aquel que Michael Moore tan bien retrató en su primer documental-blockbuster.
La cosa va de la vida rutinaria de los chicos (todos ellos están como un queso, no debía haber feos en el lugar) del insti y sus vidas y conversaciones coñazo.
Gus Van Sant, su director, ha debido olvidar definitivamente lo que otros llamamos construcción de personajes. Ejemplo: los dos asesinos reciben una escopeta por correo para montarla parda. En la tele se ve un documental sobre Hitler.
- Hay sitios donde se pueden comprar banderas nazis.
- Si estás chalado sí.
- ¿Ese es Hitler?
- Sí.
Y ala, a matar a la gente.
Van Sant, que desde Will Hunting no estrena otra cosa que no sea mierda, dice que lo del título de Elephant viene de una parábola oriental y que no hubo guión en el rodaje, que todo fue improvisado por chavales no profesionales acompañados por actores olvidados como Timothy Bottoms.
Mal anda el mundo de los entendidos para que un jurado que esté en sus cabales dé el premio del festival más importante del mundo a semejante desatino fílmico.
Da asco.
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