Uno de los primeros ejemplos de que el mundo en el que te paren es una engañufa de la de Dios, donde casi todo el mundo te miente, te engaña, te estafa, a-ver-si-cuela, es el circo, hoy maltrecho, casi muerto como espectáculo popular y de masas, defenestrado tras la desaparición de grandes cantamañanas de entonces como Teresa Raval, Ángel Cristo o Los hermanos Tonetti.
En mis veranos infantes, la llegada del circo al pueblo donde veraneabas era un acontecimiento tan importante como la pasta que se iba a gastar mi abuelo en mí en las ferias o el aterrador toro de fuego en la plaza de San Antonio. Los carteles del circo forraban el pueblo y los arcenes de las carreteras colindantes con imágenes de agresivos cocodrilos de 20 metros, hombres bala hacia Júpiter, leones de garras y dentaduras amenazantes y, por supuesto, ¡tus ídolos de la tele!
Como rezaban los carteles del GRAN CIRCO CUÁLITI CERTIFICATED, de papel y letras fosforito, bajo la carpa nos esperarían Espinete y Don Pimpón, los malos de Uve, el Gran héroe americano, El coche fantástico recién llegado de la Ruta 66… ¡la de dios!
La realidad era siempre otra. A la entrada echaba para atrás el olor a cagada de los animales, entre ellos “El gran gorila”, un mono gordo y aburrido que tenía cierto aire a uno de mis profesores, el hijo puta de educación física. Dentro, verano tras verano, septiembre tras septiembre, se repetía la decepción.
Los cocodrilos de 20 metros eran caimanes anoréxicos, los hombres bala saltaban 4 metros hasta acabar en una jodida colchoneta, los leones eran mininos obesos, los malos de Uve eran yonquis con buzos rojos, el Gran héroe americano eras un ridículo con esquijama y El coche fantástico una chatarra.
Lo peor, recuerdo bien, fue descubrir los remiendos, la mala costura y la mala calidad de los disfraces de dos fulanos embotados en Espinete y Don Pimpón, nada que ver con los de la tele, los del cartel, los de la promesa en papel del GRAN CIRCO CUÁLITI CERTIFICATED. En aquellos veranos, en aquellos circos, me di cuenta del camelo que me esperaría en la vida.
Tras cinco circos pasé de volver, preferí observar a los niños malos del pueblo haciéndose los gallos en los coches de choque.
lunes, octubre 08, 2007
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6 comentarios:
Yo sólo fui una vez, y me llevé una impresión muy parecida a la tuya, pero eso no me llevó a unas conclusiones tan... deterministas.
Besos.
Otro de los ejemplos que te abren los ojos a la cruda realidad creo que es cuando te enteras de la gran farsa de los Reyes Magos (espero que ningún niño inocente pueda leer esto), y más tarde el gran "circo" montado en torno a esas fechas.
Todavía hoy recuerdo la cruel sonrisa de mi primo al descubrírmelo.
Awake: Determino, luego existo.
Marta: NAPALM y yo tenemos escrito un cortometraje sobre el día de Reyes que es la de Dios. Algún día lo rodaremos.
Iván, me atrevo a sugerirte que nos des un adelanto hablando de los Reyes, ahora que se acerca la Navidad.
No sé si viste "El Secreto" ("Io Non Ho Pura"), un retrato certero de cómo piensan y maduran los niños, su paulatino descubrimiento y pérdida de la inocencia,... con una artificiosa moralina final que no invalida lo anterior.
Marta: No la he visto. Apuntada. Y lo de los reyes se verá, es para ver (en corto) más que para contar.
Perdona, Iván, es que la escribí mal en italiano, es "Io Non Ho Paura" (No tengo miedo), de Gabriele Salvatores.
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