
Pues ni con esas. La secuela tardía de Wall Street llama la atención por su realización torpe, plana, efectista y estereotípica. Las pompas de jabón como metáforas de la burbuja financiara o el uso maniqueo del cuadro ‘Saturno devorando a sus hijos’ son sólo dos ejemplos de lo ramplón del guión, cuya trama financiera es confusa, su trama sentimental grimosa y su happy end de lo más hortera que he visto en años.
Para poco más da esta película. Curiosa la aparición de Charlie Sheen en un cameo, desaprovechadísima Susan Sarandon, discreto Elli Wallach, bien Josh Brolin, muy bien Carey Mulligan a pesar de su personaje y olvidable su protagonista, ese actor que sale en Tranformers y cuyo apellido parece un estornudo.
De sus diálogos, me quedo con una frase de, cómo no, Gordon Gekko: “La próxima crisis será peor. Será la definitiva”. La destaco porque no me parece sólo una frase peliculera. Algunos han profetizado que en realidad el sistema financiero ya ha petado pero no nos lo confiesan. Los prestamos de los gobierno sólo son una tirita para una hemorragia que antes de ocho años traerá, como dice en esta peli el anciano Elli Wallach, “el fin del mundo”.
Escrito el domingo 17 de octubre de 2010.
2 comentarios:
¿En serio le han puesto un "happy end"?
Dios nos asista...
Mks.
Awake: Habrá quien lo vea como un final irónico (por un detalle visual en concreto) pero, con lo bien que arranca la peli, el desenlace es repulsivo.
Publicar un comentario