viernes, octubre 29, 2010

El último viaje

Hablemos de la muerte. ¿Qué buen rollo, eh amigos? Me dirijo en este post a los nos creyentes: Cuando se trata del final, lejos de reencarnaciones o cielos, nadie nos explica nada. Ni en casa, ni en la escuela. Si no eres fervoroso de Alá, Cristo o Buda, tú te las apañes con el final. Dijo Da Vinci que “Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, una vida bien usada causa una dulce muerte”. Según ese razonamiento, mi muerte va ser espantosa, y no me da la gana. El nacimiento es doloroso, te sacan a hostias, lloras que te las pelas. La vida es dolorosa, hay que soportar a un montón de hijos de puta. ¿Qué tal no morir dolorosamente?

Acabo de leer que en California se está explorando el uso de alucinógenos para mitigar la desesperación ante el cáncer, ante la muerte. Y han logrado mejoran el ánimo en terminales. ¿Se imaginan a la salud pública financiando este tipo de tratamientos, que los ensayos con estas drogas se hiciesen más cercanos y eficaces? ¿No es más importante ayudar a alguien a sobrellevar el final que ayudarlo a sobrellevar una alergia o un problema capilar?

Estoy hablando de usar drogas alucinógenas para terminales. Charles Grob, de la Universidad Harbor-UCLA, acaba de publicar los resultados de un ensayo con LSD contra crisis existenciales de terminales. Y afirma que su uso es muy efectivo. El buen hombre utiliza una dosis baja de psilocibina en dos sesiones experimentales de seis horas con pacientes postrados con los ojos tapados y unos auriculares para escuchar música en una habitación decorada. Y funciona. Y dicen irse mejor. Terminado el tratamiento, ha asegurado que no existen efectos psicológicos hostiles.

Estamos lejos de que oficialmente esto sea aceptado, pero este tipo de tratamientos deberían lograr financiación, por un último viaje subvencionado. Escrito la noche del martes 26 de octubre de 2010.

3 comentarios:

Awake at last dijo...

Drogas eutanásicas sí, pero alucinógenas no, me da demasiado miedo lo que pudiera salir de mi recámara...

Por otro lado, me has recordado una canción de Raimon que descubrí el otro día (no te asustes, que no es "Al vent"):

Si em mor, (si me muero)

que el cant siga ja realitat, (que el canto sea ya realidad)

Si em mor,

que les esperances siguen fets (que las esperanzas sean hechos)

i que d'altres continuen (y que otros continuen)

el que nosaltres continuem. (lo que nosotros continuamos)

Si em mor

-quin absurd descans-, (qué absurdo descanso)

ja per sempre (ya para siempre)

lluny de tot el que més estime, (lejos de todo lo que más amo)

lluny de tot el que més vull. (lejos de todo lo que más quiero)

Si em mor,

que el cant siga ja realitat.

Si em mor,

que el nostre treball (que nuestro trabajo)

haja guanyat. (haya ganado)

Si em mor...

Si em mor...

Natxoman dijo...

Este post me recuerda a un reportaje que leí sobre el uso terapéutico del LSD que hacía Cary Grant en los 50. Al final se quedó todo colgado, en algunas sesiones incluso se giñaba en los pantalones (eleganterrimos). En los 60 dejó de consumirlo y de hacer declaraciones públicas al respecto, pero en el testamento dejó una considerable suma de dinero a su terapéuta-camello. JA!

Awake at last dijo...

P.D. Otra visión sobre el asunto (que no entro a valorar):

http://www.lettersofnote.com/2010/11/to-boy-scouts.html