lunes, diciembre 17, 2007

MI PRIMER MUNDO

Me decía mi hermano antes de salir que si volvía de Colombia diciendo aquello de “no tienen nada, pero son felices” me quitaba el saludo. No lo voy a hacer. No podría hacerlo.

En las zonas que he visitado (Tumaco, Salahonda y San Sebastián), de las más pobres del planeta, la gente vive en la pobreza física y en la moral, que quizás sea la peor de todas. Me refiero a esa pobreza del alma y del espíritu que se resume en: “No voy a salir nunca de aquí, así que a la mierda”.

Y la mierda allí es evidente. Se huele. La gente no tiene ni nuestras mínimas condiciones sanitarias y pasa de todo, tirando basura desde sus balcones y ventanas, acumulando una mierda aquí impensable por cualquier ayuntamiento o gobierno y creando una bolsa de enfermedades que nadie de nosotros soportaría ni una semana sin caer enfermo.

El gran drama colombiano, eso sí, es la violencia, que no permite crecer a un país y a unas gentes que tienen a su alrededor todos los recursos para poder hacerlo. Aun recuerdo a un niñito que se acercó a mi cámara y me preguntó si era una ametralladora.

La violencia es ya parte de su cultura. Nada más llegar a Tumaco, descubrimos el taxi carbonizado de un taxista que había sido asesinado y achicharrado seguramente por un ajuste de cuentas relacionado con el narcotráfico. Las noches allí parecían una película de Peckinpah: un pueblo sin asfalto, de calles embarradas y polvorientas, gallos y cerdos sueltos por las calles, tipos borrachos jugando al dominó en un porche de madera y los militares haciendo de séptimo de caballería mientras nos escoltaban y nosotros intentábamos dormir con el jodido ballenato o la puta salsa como fondo atronador.

En todo el viaje nos escoltó una patrulla militar de 18 jóvenes armados hasta los dientes para no tener sustos con la guerrilla, aunque un día sí que lo tuvimos. En un pequeño y pobre poblado llamado San Sebastián, el sargento que organizaba el grupo militar se acercó a nosotros para decirnos literalmente: “Larguémonos de aquí”. La guerrilla se había enterado de la visita de españoles con cámaras y quién sabe lo que nos tenían reservado. Quizás sólo un meneo. Pitando hacia la lancha, a los pocos que nos enteramos del aviso del militar nos subió la adrenalina como si estuviésemos en el jodido Vietnam.

Lo que uno siente de regreso es que en este tipo de viajes de trabajo donde uno no ve -con razón y placer- a un puto turista, es una necesaria mezcla de irresponsabilidad para no pensar en el peligro, tozudez para hacer bien tu trabajo y un sentimiento de sentirse privilegiado por estar en un lugar donde ninguna agencia de viajes te va a llevar jamás. Y es que hoy en día, viajar sin ver un japonés sacando su foto número 1.435 o a una parejita hortera de viaje de novios, es sencillamente un privilegio destinado a pocos del que he gozado con absoluta plenitud.

Recorrer los manglares en una lancha rápida viendo el cielo nublado de aquellos parajes es una de esas experiencias que nunca olvidaré. Igual que meterme en el fango con los concheros, niños que recogen hasta doscientos moluscos diarios cuando la cosa se da bien.

De vuelta, la amable azafata de Iberia me ofreció los periódicos españoles. Guerras por qué televisión emitirá el trascendental debate entre Zapatero y Rajoy, el contrato millonario del piloto Alonso, Tita cede a Gallardón, las Spice Girls presentan un avión con su nombre, un león se enamora de una tigresa, Raúl quiere ir a la Eurocopa, Paris Hilton se vuelve a despelotar y lo último en compras navideñas.

La felicidad me esperaba en mi primer mundo.

Nota 1: Gracias infinitas a Clot y a Charlie por haberme regalado esta increíble oportunidad.
Nota 2: Ofreceré más fotos en próximas entregas.

12 comentarios:

Marta G.Brea dijo...

Me alegro que ya estés de vuelta, y con un magnífico recuerdo a pesar del susto. Excelentes fotos y crónica, Iván. Al final llevaste la cámara de fotos. Me encantaría ver más.

BSOS

IVAN REGUERA dijo...

Marta: Estas fotos son de una amiga colombiana. Las mías las publicaré en cuanto lleve los carretes a la tienda, que yo soy de la vieja guardia y paso de digitales. Te hice caso y mereció la pena. Bsos.

Marta G.Brea dijo...

Jajajá... de la vieja guardia... pero si ya sólo quedáis tres o cuatro. Acabarás ridiéndote, ya verás, más que nada porque dejarán de fabricarse negativos y diapos. O serán algo muy raro. Cuando quieras te puedo hacer recomendaciones digitales. Que hay para dar y tomar.

De todas formas, me encanta que me hayas hecho caso. Siempre merece la pena.

Más besos

Anónimo dijo...

Jo, que envidia, menuda experiencia. Me alegro mogollon por ti, y por haber tenido la posibilidad de ver las cosas desde la otra perspectiva. A ver si charlamos un dia largo y tendido...

Psdt: yo tambien tengo la leche de noticias, jeje. ya te contare

Awake at last dijo...

Sigue con la analógica, Iván. Yo empecé (y sigo por ser pobre cual rata), con la digital, y cada vez se me queda más pequeña (siendo una Kodak réflex, 6 mpx (ya tiene un tiempito), controles manuales, etc.) Me desenamoré el día en que no supo "interpretar" una nube, y me decepcionó definitivamente cuando me "zigzagueó" unas líneas oblicuas (tomadas con trípode, para más inri). En fin...

Mks.

P.D. Creía que no volvías...

:-D

Anónimo dijo...

Me alegro de que hayas vuelto sano y salvo. Espero –esperamos- que cuentes más y que nos enseñes tus afotos.

Anónimo dijo...

Esta claro que quien quiera cronicas edulcoradas, mejor que no pase por aqui, buen trabajo Ivan, espero ver mas.

Otis Driftwood dijo...

Ya era hora. Creía que te habían secuestrado las putas FARC y que tu vida estaba en manos de Moratinos el Negociador. ¿No te encontraste por allí a Acebes? Creo que anda buscando la conexión entre las tribus aymaras y el 11-M... !Bienvenido de vuelta al Celtiberia Show!

IVAN REGUERA dijo...

Juanrra: Me dejas intrigado... Ya te contaré en Santoña, en una buena cena.

Ruso: Gracias hombre, la pena es que pocos días dan para pocas reflexiones.

Otis: Me encontré a Aznar presentado un libro con Urdaci.

Unknown dijo...

Joder, bienvenido tío.
La verdad es que con cámara en mano pareces más bien un francotirador, a lo Terrence Malick.

Yo no sé cómo llevaría hacer mi trabajo en un entorno como el que has descrito, el cual se parece mucho al que me imagino.

Bienvenido de nuevo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me alegro por tu regreso. Y debo ser de los pocos que no envidian que hayas estado allí. Ejercer de reportero en Colombia es ejercer de reportero de guerra, y aunque sea toda una experiencia para recordar, tampoco creo que sea para envidiarlo porque es jugarse el cuello. Lo del crío y la metralleta me ha impactado, aunque no sorprendido en el fondo. Es tristísimo, y habla bien a las claras de cómo están las cosas por allí. Y lo peor es que no tienen remedio: no interesa.

En todo caso, nuevamente me alegro de tu regreso sano y salvo. Vas camino de convertirte en otro Pérez Reverte tío :p

Possessed dijo...

Gracias amigo por visitar nuestro pais!!!! Y entrar a una realidad escondida en la lejania de nuestros pueblos..... yo visite salahonda hace un par de anios!!! Saludos.... exitos