martes, julio 22, 2008

Esta mirada

No se me ocurre peor manera de empezar a currar tras la primera tanda de vacaciones. Y no lo digo por el curro o por el bajón postvacacional. Hace unos minutos, Clot me ha llamado para ver algo en el jardín que tenemos cerca de la oficina. Y ese algo es este gato callejero con las patas traseras destrozadas, paralizadas. Seguramente por un atropello.

Hemos intentado acercarnos a él, pero ha sido imposible. Aun arrastrándose con las patas delanteras, el animal, aterrado y viéndose impotente, no se dejaba ayudar. También le he sacado leche en un cazo. Y nada.

Me encantan los gatos. Es mi animal preferido por su increíble belleza, por lo limpios que son y sobre todo por su independencia. Es mi animal. No me cabe la menor duda. Los egipcios sabía lo que se hacían. Lo que más impacta del gato es cómo su mirada, normalmente llena de vivacidad, se transforma en algo demoledoramente triste cuando está enfermo, herido o moribundo. Imagino que pasará con muchos animales que no conozco.

Los de la Perrera Municipal, una pareja de veterinarios encantadora que ha tardado en llegar menos de una hora tras mi llamada, han tratado fenomenal al gato, que al principio se resistía como podía. Primero lo han dormido. Adormecido más bien. Luego han palpado su esqueleto y han visto que tenía la vejiga hinchada de no poder mear y sangre en el riñón. Llevaba días sufriendo. Por la dentadura han intuido que tenía más de cuatro años. Estaba hecho un cristo.

Después ha venido el pinchazo letal. En pocos segundos se ha ido. Los ojos del precioso gato ya no decían nada. Nada de nada. Antes de proceder, la veterinaria comprobó que era un gato callejero. Si hubisese tenido dueño, un chip identificativo, puede que hubiese sobrevivido tras una operación posiblemente muy cara.


Ver irse a un animal, preferentemente a un mamífero por nuestra empatía con ellos, es doloroso pero hay que verlo. Clot, cuyo padre es veterinario, me ha contado lo que sitió cuando vio irse a un enorme mastín tras un pinchazo rápido. Lo que le impactó.

A mí se me han revuelto las tripas durante todo el día y he sentido muchísima pena.

Nota: Por favor, si te pasa algo parecido, si ves sufrir a un animal de esta manera, llama a la perrera municipal de tu cuidad o a EL REFUGIO. Gracias.

10 comentarios:

Awake at last dijo...

Mejor llamar primero a asociaciones como "El Refugio" o similares, :-) , los de la perrera, si el animal puede curarse, sólo pueden cuidarlo un tiempo, y después tienen orden de matarlos si falta sitio. Por supuesto, sé que es un acto necesario, pero va mucha más gente a adoptar a los refugios, en las perreras también se puede adoptar, pero como no hacen publicidad...

Por cierto, aunque me gustan los gatos, prefiero los perros, ;-P

Mks.

P.D. Yo no hubiera tenido fuerzas para sacar las fotos, :-)

IVAN REGUERA dijo...

Awake: Gracias por la aclaración. Queda apuntada.

Lo de las fotos tiene su miga. Cuando las saqué, pensé una tontería como "amiguito anónimo, alguien se va a acordar de ti a partir de hoy, te voy a inmortalizar".

Joder, estoy de un sensible últimamente...

Awake at last dijo...

Ni que fuera algo malo... De todas formas, lleva cuidado, o se aprovecharán y te endilgarán todos los marrones de la ofi, XD

Mks.

IVAN REGUERA dijo...

Awake: Hoy hago guardia de tarde voluntariamente. ¡¡No te digo más!!

Anónimo dijo...

Estos "ensayos" con animales pueden entrenar o insensibilizarte. La barrera es muy difusa.

En cualquier caso, creo que suficiente tenemos con ver a gente cercana morir como para entrenar con animales. Sobre todo si a los animales se les quiere más que a las personas, lo cual no es descabellado hoy por hoy.

Una escena parecida que vi hace poco en Coruña fue con una gaviota. No es que les tenga cariño, porque son unas tocacojones y me cagan siempre encima del coche, pero son animales. No son civilizados como decía Roberto Carlos, pero son animales. Sin embargo un día de viento una de ellas se fastidió el ala. Quedó arrastrándose por el pavimento de una carretera. Detrás de ella había un autobus que intentaba esquivarla lentamente, pero llegó un momento en el que no la veía. Ella empezó a arrastrarse hacia la rueda delantera y "racatrac", justo antes miré hacia otro lado, como en las películas truculentas.

Jodido, pero mejor ellos que nosotros... ¿no?

IVAN REGUERA dijo...

Israel: Sí. Desde luego.

Anónimo dijo...

Pobrecillo; yo sin embargo empatizo más con los perros, no obstante apoyo lo que otros llamarían sensiblería

Leo dijo...

Yo, como Isra, veo cierto riesgo en adoptar esas medidas que comentas en el post: i el tío (o tí) que vea morir a un bicho es un capullo integral, existe el riesgo de que tras la experiencia lo sea todavía más.

Yo también prefiero los gatos a los perros, mayormente porque dan menos quebraderos de cabeza al que los cuida (no hay que sacarlos a pasear regularmente...). Aunque mi última experiencia gatuna fue... Bueno, me encargué de cuidar el gato de un amigo mientras éste se iba de vacaciones, y el bicho me lo agradeció clavándome los colmillos en una pierna, cuando creyó que estaba invadiendo su territorio :p.

IVAN REGUERA dijo...

Leo: Bueno no sé, igual me he puesto algo dogmático.

IVAN REGUERA dijo...

Dani: Te he puesto en mis links de amiguetes.