viernes, agosto 27, 2010

Envidia, desprecio

“El español cuando cree que envidia no envidia. El que envidia quiere, por ejemplo, escribir las 1.200 páginas de El Quijote. Y eso no es lo que nosotros llamamos un envidioso. El envidioso para nosotros es un señor que dice: ‘A mi El Quijote... Lo he leído, no es para tanto lo que dicen, he leído 20 o 30 páginas y yo no le veo nada’. Eso no es envidia, eso es desprecio. Y el desprecio sí es un sentimiento muy extendido en la sociedad española”.

“El desprecio hacia el que no vale nada es natural, pero aquí se desprecia incluso la excelencia. Por ejemplo el futbolista Raúl, que es digno de admiración, y ese deseo de ‘a ver si falla, cuatro años ya, a ver si ya… ¿no hay nadie más que Raúl?’. Ese deseo no está promovido por la envidia. Envidia es querer ser como Cervantes y escribir las 1.200 páginas. En eso el español no es envidioso. El pecado que más puede definir al común de los españoles es el desprecio”.

(Fernando Fernán Gómez)

4 comentarios:

Leo dijo...

Pues no acabo de captar lo que pretendía decir con esto el gran FF. Para mí está claro que decir que El Quijote es un truño (y su primera parte me lo parece, conste en acta) es despreciar la obra. Yo no envidio a Cervantes por haber parido ese misal. Si al menos hubiese ganado una pasta con él... pero resulta que el tío murió en la miseria; otro motivo más para no tener que envidiarle ;-)

Tampoco estoy de acuerdo en lo de Raúl. Pura chusma cancerígena convertida en ¿futbolista? De su valía reza el hecho de que, en cuanto Aragonés le mandó a tomar por culo, nuestra selección emepzó a pintar algo en el concierto internacional ;-)

francisco arroyo dijo...

Prueba a leerlo saltándote las novelillas. Sea lo que sea un truño, la humanidad, el humor y los personajes creados en esas páginas son algo diferente. De no haberse escrito ese libro vería la energía eólica con ojos escandalizados y conservacionistas.

Anónimo dijo...

Es que de donde no hay, no se puede sacar...

Casi-licenciado dijo...

Yo sí entiendo lo que Fernando quiso decir en tan genial documental auobiográfico. Es cierto, el desprecio es deporte nacional, la envidia es querer ser, el desprecio es el descrédito ante lo que no se puede ser por el mero hecho de ser un necio. Aunque yo iría más allá, hablaría de la consecuencia de ese descrédito, de ese desprecio. Hablaría de la marginación consecuente de tal desprecio y de como no somos más que lobos para nosotros mismos.