lunes, noviembre 07, 2011

El hiyab

Hace ya años asistí a una proyección de cortos en el festival de Alcalá de Henares, donde me seleccionaron un cortometraje que entonces produje. En aquel festival llevé una comedia ligera que compitió con cortos con mensaje, con conciencia, con mirada social, trabajos generalmente mimados por los jurados.

Entre los muchos cortos allí proyectados me irritó uno especialmente. La peliculita trataba sobre una niña a la que una malísima e intolerante profesora no le dejaba entrar en su clase con un pañuelo islámico, el llamado hiyab. La profa facha le obligaba a quitarse el pañuelito a la niña y entonces descubríamos que la clase estaba llena de adolescentes con gorras de baseball, otros gorros de lana y muy variados pañuelos. El guionista y director pretendía, con insultante puerilidad, comparar una vestimenta hecha para la sumisión con vestimentas meramente estéticas, ligadas a modas o identidades de grupo.

Hace poco Pérez-Reverte publicó un artículo titulado ‘Madres, burkas y marujas’ en el que mostraba parecida irritación a la mía en aquel festival. Pérez-Reverte también hablaba del caso de otra niña que la ha montado por querer, de repente, vestir con el puñetero hiyab. Y escribía lo siguiente: “Cómo no se dan cuenta, me digo. Cómo no les escuece igual que ácido en la cara la sumisión, tan simbólica como real, a que se someten. Tanta lucha y esfuerzo de las mujeres para conseguir dignidad, y ahora una niñata pretende hacernos volver atrás. (…) Esas mujeres siguen siendo de un mundo cuyas reglas fueron impuestas por los hombres para garantizarse el control de su virginidad, su fertilidad y su fidelidad”.

Y me imagino a la actrices del corto y a todas las hembras que allí trabajaron entendiendo, amparando y respetando la “libertad” de la niñata para llevar su pañuelo represor, tolerándolo todo, y como escribió Pérez-Reverte, “desde una sociedad occidental demagoga, estúpida, desorientada, una sociedad incapaz de plantearse el verdadero nudo del problema: si una niña que durante catorce años fue a un colegio normal, entre chicos y chicas, resuelve de pronto ponerse un pañuelo en la cabeza, es que algo con ella estuvo mal hecho”.

Vaya mondongo hay que tener en la cabeza para ser feminista y a su vez hacer propaganda de tradiciones y creencias que siguen marginando, castrando, violentando y triturando moral y estéticamente a las mujeres. Hay que ser muy cateta para entender y justificar semejante atropello. Escrito el sábado 5 de noviembre de 2011.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo estuve nominado ese año a los Goya con un cortometraje de género -un thriller-. Competiamos con Hyab. Al final ganó otro corto-denuncia sobre las pateras que llegan a nuestras costas, pero podía haberlo hecho perfectamente Hyab. Lo que estaba claro es que no iba ganar ninguno de los otros cortos, porque no denunciabamos nada. Ese año entendí que para el cine español importa cinco veces más una denuncia social que una secuencia bien planificada. Y así nos va a todos. Gracias por este post, Iván.

Carol dijo...

Me alegra leer artículos como éste. Soy mujer y estoy en contra del velo, pero cuando lo digo en voz alta me tachan de feminista trasnochada e intolerante, como si no tuviera la mente lo suficientemente "abierta". Incluso un compañero me decía el otro día que la ablación del clítoris es solamente una tradición cultural,y que por ello hay que respetarlo, como si eso lo eximiera de ser una aberración. No dejemos que bajo la bandera de la libertad religiosa se esconda el sometimiento de la mujer. Carol.