Esta noche, disfrutando del último disco de Bob Dylan en mi terracita después del trabajo, he recibido un mensaje en mi móvil. Al leerlo me he quedado de piedra. Era de un viejo, muy viejo amigo con el que había tenido serias rencillas, ruidosas movidas que poco a poco iban cicatrizando. O eso parecía. Mi colega, para resumir, me mandaba a la mierda para siempre en aquel mensaje tras haber leído una entrada en este blog.
Intrigado, alucinado, he empezado a pensar en qué entrada le habría ofendido. Nada que había escrito en los últimos días o semanas tenía nada que ver con él. Le he contestado que no sabía de qué hablaba, aunque poco a poco he empezado a sospechar la razón.
Él se ha encargado de confirmar mis sospechas. Hacía unos meses, yo había hablado de él describiéndolo de una manera bastante hija de puta. En aquellos momentos yo me creía Bukowski y me dejé llevar por el goce de las teclas, haciendo de los amigos, que son personas, personajes cabronazos y por eso atractivos.
En ese momento, me sentí satisfecho por lo escrito. Nada había que reprocharme, volvía a teclear el jovenzuelo apocalíptico de pluma inspirada. Pero ese gilipollas no pensaba que las palabras las carga el diablo.
Una hemeroteca no la lee ni Dios, pero los blogs viven, perduran, son revisados o visitados por primera vez. Y resulta que aquella deshonesta entrada fue descubierta por una persona cercana a mi amigo, y se ofendió y le dolió, y le jodió, y me mandó a tomar por el culo por ello. Con razón.
La lección de este suceso, si hay alguna, es que cuando escribes sobre gente viva y con nombre, esa gente tiene novia, familia, amigos y trabajo. ¡Qué cosa tan prosaica, Iván! Y algo inconveniente que escribas con toda tu libertad puede hacer un daño tremendo y a veces irreparable, sobre todo si te lo estás inventando para crear un personaje que a ti te conviene y te mola cantidad.
La libertad, amigos. De eso se trata. En todo. Y hay una libertad que te salva, un arma de destrucción masiva con la que evitas a gente indigesta. Les dices lo que piensas o escribes sobre ellos con libertad absoluta y te niegan. Bien, adiós. Pues que te den. Pero cuando, en el ejercicio de tu libertad, usas a una persona cercana para construir una narración, puedes hacer mucho, mucho daño.
¡Qué dualidad! En el internet de los cojones usamos apodos para referirnos a personas y a la vez yo uso mi verdadero nombre como título de este blog para que quede claro quién es el responsable de cada una de sus líneas. Por eso, y por mucho más, uno debe tragarse estos sapos y lo que eres: una mezcla de libertad, temperamento, pasión, inconsciencia, inmadurez y estupidez. Quizás sea la mejor autodefinición que me haga en mucho tiempo.
Que otro se hubiese ofendido por lo leído en esa puta entrada me hubiese importado un huevo, pero en este caso no. Me importa, y por eso la he borrado. Adiós muy buenas, esto sólo es un blog.
Lo siento, amigo.
6 comentarios:
Joer, ya es mala suerte, pues me consta (como colaborador habitual de un "site" y admin de otro) que la gente no suele leer hemerotecas, a menos que les pongas los enlaces directamente en la cara y les incites a pinchar en ellos en plan pesao. Es más, la mayoría de la gente no sólo no lee las hemerotecas, sino que, directamente, se niega a leer cualquier cosa que exceda de cuatro párrafos o una página en papel. Como os cuento. Esta es la razón por la que yo procuro no explayarme con los textos que publico en Computer Age. Los primeros eran más largos, y mucha gente me enviaba mails quejándose ;-).
Respecto a tu "problemilla" personal pues creo entender cómo te sientes, Iván. Yo también pasé por un trance similar con un muy buen amigo mío, casi un íntimo, al que por motivos que no vienen al caso mandé a tomar por culo, en uno de mis habituales arranques de mala leche. Creí que tenía razón, pero luego se demostró que me equivocaba, con el "planchazo" y el bajón consecuentes, pues por mi culpa (y sólo por eso) perdí a un muy buen amigo y a su familia.
En fin, no sé qué decir salvo que ánimo y que hay que mirar hacia adelante. Es una pena, sí, pero hay que pensar en positivo dentro de lo posible: de estas cosas se aprende para el futuro, y se aprende a ser, en lo que cabe, mejor persona.
Lo dicho: ánimo y a pasarlo bien.
Señor Reguera, le informo de que en su autodefinición faltan los siguientes items, de los cuales tenemos probada constancia: honradez, coherencia, valentía y capacidad de autocrítica. También hay pruebas circunstanciales de otros rasgos, pero consideramos que las omisiones más flagrantes son las arriba mencionadas.
Agradeceremos por ello que la corrija a la mayor brevedad posible.
O más sencillo: todos nos comportamos en algún momento de la vida como unos perfectos hijos de puta, pero eso no quiere decir que lo seamos.
Un abrazo, rei
Estan muy buenos los amigos en la vida, pero los enemigos nos ayudan a ver la importancia de los primeros.
Si un amigo alguna vez te dijo a modo de broma: "Hijo de puta" y luego hecho a reir, hay que reconocer que es pintoresco que ahora este mismo convertido en tu enemigo te repita: "¡Que hijo de puta!! con mayor vehemencia y rapto de bronca que tu desconocias.
Esta vida es un gran chiste!!Esta vida es un gran juego
Solo hay que soltar a ver que vuelve..
Leo: Gracias tío.
Awake: Besos y millones de gracias, reina.
Dulcevida: Bienvenida/o.
Yo también tuve mi momento de gloria, pero con gente que tal vez nunca debería haber tenido cerca.
Es peligroso escribir imaginando que nadie te va a leer, y menos aún alguien que tenga relación con ese tema. Por eso procuro no personalizar y hablar en genérico. Y cuando es algo que afecta a una amistad prefiero tratarlo directamente sin teclas de por medio.
Por eso la coherencia es nuestra mejor defensa y la sinceridad debe dosificarse.
En resumidas cuentas, te entiendo perfectamente y espero que todo se supere.
Un abrazo. Nos vemos.
Isarel: Gracias tío. Mañana, que comemos juntos, nos ponemos al día.
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