miércoles, julio 09, 2008

Triste, triste, triste

Martha acaba de tener un lío con un jovencito invitado a tomar unas copas junto a su novia.
El joven trabaja en la misma universidad de su marido, George. Martha descubre que George ha desaparecido en la oscuridad de la noche. Él sabe perfectamente lo que ha hecho Martha. Ella se acerca a una ventana mientras confiesa al jovencito que, a pesar de las peleas, las infidelidades, el alcohol y la violencia, George es el amor de su vida. El joven la escucha asombrado, sin entender nada.

Martha:
George, que está ahí en algún lugar de la oscuridad.
Él, que es bueno conmigo. A quien trato abusivamente.
Que aprende rápido los juegos a medida que yo los cambio.
Que puede hacerme feliz y no deseo ser feliz.
Sí… deseo ser feliz.
George y Martha. Triste, triste, triste.
A quien no perdonaré por haber parado.
Por haberme visto y haber dicho: “Sí, con esto es bastante”.
Que ha cometido el atroz, el doloroso, el insultante error de amarme.
Y debe ser castigado por ello.
George y Martha. Triste, triste, triste.
Algún día, alguna noche, alguna noche de alcohol, iré demasiado lejos.
Le romperé la espalda o haré que se vaya para siempre…

Y me lo merezco.

(Diálogo de ¿Quién teme a Virginia Woolf?)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen post, Iván, extraído de una gran película. Parece que poco a poco vas recuperando la fé en el cine, aunque sea el clásico

IVAN REGUERA dijo...

Dani: Qué va. El cine está acabado. Siempre nos quedarán peliculones como este, claro.