viernes, febrero 11, 2011

Espero que estén muertos

Por culpa de algún texto escrito en este blog he tenido problemas. No muchas veces, pero los he tenido. Sobre todo con ex amigos o con familiares a los que ya no dirijo la palabra. La razón de los problemas fue algún comentario que les pareció irrespetuoso o hiriente por su sinceridad. No voy a poner ejemplos de esos amigos o familiares. Si no les dirijo la palabra tampoco les voy a dedicar mis letras.

Saco a colación estos problemas para mostrar la frontera, los límites que tiene este blog. No soy amigo de exponer temas personales en él, pero cuando lo intento hacer, me doy cuenta de los peligros: si acabo escribiendo eso que me parece tan auténtico ¿qué dirán los míos? ¿Les hará daño, les dolerá, les confundirá, les ofenderá? Y entonces me corto. Y lo olvido. Porque no me compensa ser absolutamente libre y sincero. Por no hacer daño. Por no hacerme daño. Por los límites. Porque quizás todavía no soy ese escritor que quiero llegar a ser.

La serie Los Soprano está basada en las miserias familiares y la destructiva madre de David Chase, su creador. Todo empezó con ella y su demoledora frialdad, su falta de empatía y su capacidad para la manipulación. A partir de ahí, y alrededor de ella, empezó a componer unos personajes brutalmente reales, tan miserables y dañinos como humanos y reconocibles. Y por eso tan grandes. Cuando Chase mostró la Biblia de Los Soprano a uno de los guionistas de la serie, el hombre la leyó y se dijo: “Estos personajes están basados en gente que David conoce o ha conocido muy bien. Y espero que estén muertos”.

La compleja y dolorosa duda para muchos escritores es si hay que esperar a que estén muertos o lanzarse a contarlo todo con todas las consecuencias. Casi nada. Escrito la noche del martes 8 de febrero de 2011.

3 comentarios:

dani dijo...

Has dado en el quid, amigo

napalm dijo...

Lo entiendo pero me cuesta. Que alguien tenga la necesidad imperiosa de escribir sobre sí y los suyos, de forma rigurosa a todo detalle.
Si ese es tu caso, qué putada cuando llega el cruce de caminos, el "si sigo, puede que joda una relación", eso es verdadermente chungo.
¿No será más productivo y menos comprometido agarrar detalles y mezclarlos? Así nadie se sentiría aludido, y se crearían personajes únicos, existentes sólo en el papel, cobrando vida artificialmente, como un muñeco de barro nacido igualmente de tus experiencias, pero mezcladas.

antonio sempere dijo...

A mí me pasa exactamente lo mismo, Iván.
Pero percibo que cada año que pasa voy siendo más sincero, y que de seguir así algún día diré toda la verdad. Incluyendo aludidos.