miércoles, marzo 19, 2008

Adiós al padre de HAL y el monolito

Duró más que su amigo Stanley, que nos dejó a los 70. Arthur C. Clarke llegó a los 90 y murió la pasada noche en su retiro, en Sri Lanka.

Su relato corto 'El centinela', publicado en 1951, interesó a un catador con buen paladar para los textos con posibilidades cinematográficas como Stanley Kubrick.
A mediados de los sesenta empezó a coger forma el proyecto más vanguardista jamás consumado por el más conservador de los estudios. La Metro ponía en marcha: 2001: Odisea en el espacio, una de las más grandes obras maestras que ha dado el cine.
Fue tal la libertad creativa de la que gozaron Clarke y Kubrick, que cuando un ejecutivo metomentodo pidió leer el guión que preparaban, Kubrick le envió a Nueva York un guión encuadernado en cuya portada se leía “2001”. El resto eran páginas en blanco.
La grandeza de aquel extraño guión radica en su abierto contenido, en su falta absoluta de condescendencia con el espectador fácil y masivo. 2001 es más una experiencia cinematográfica y filosófica que otra espectacular película de género.

Y esto no significa que 2001 -y su ya mítico monolito- sea incomprensible. Cierro este homenaje a Clarke con lo que en su día dijo, con su mala leche habitual, Pumares en su no menos mítico programa Polvo de Estrellas:

La música ha sonado de nuevo. Lo hizo al principio del film, con los planetas alineados. ¿En qué segundo momento suena? Cuando el mono ha descubierto el arma. Ha dado un paso en su fase evolutiva. ¿Por qué ha dado ese paso? ¿Cuándo lo ha dado? Pues cuando ha aparecido el monolito.

En un principio, Kubrick quería que ese monolito se animara con pantallas que explicaban cosas y daban conocimientos al mono, -eso sería Televisión Española explicándoles a quién hay que votar-. Pero al final decidieron que no, que era suficiente con la explicación que se daba.

Si llega a salir un rayo del monolito que le da a un mono en la cabeza, ¿verdad que todos ustedes lo hubieran entendido? Pero bueno, ¡¿es que no es suficiente que un mono se quede sin su sitio donde vivir, que no es capaz de defender lo que es suyo, llega el cacharrico ese y al día siguiente descubren cómo cazar?! ¡¿No es suficiente para saber lo que es el monolito?! ¡¿No son suficientes datos?!

Que en paz descanses y te encuentres con el niño de las estrellas, Arthur C. Clarke.

Os dejo con su último mensaje en vídeo, días antes de morir:


2 comentarios:

Leo dijo...

Pozí, una pena lo de este tío, aunque el hombre ya estaba muy mayor.

Clarke, junto con Sagan y Asimov fueron, en los 80, la Santa Trinidad de la divulgación científica para los lectores del MUY Acojonante (aka Interesante), entre los que por supuesto me incluyo. Clarke fue autor en 1985 de una encuesta / trivia sobre el futuro de la Humanidad la cual, leída hoy en día, pone los pelos de punta por el nivel de acierto / visión que demostraba. Un crack.

Marta G.Brea dijo...

Me uno a tu homenaje, Iván. Yo también me aficioné a la astronomía y a la ciencia ficción con estos tres grandes que menciona Leo, que para mí siguen vivos al leer sus libros, y ver sus documentales o películas.

Me quedo con una cita de Clarke, "cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia".

Descanse en paz.