Conocí a Hilario J. Rodríguez hace años, por mediación de Igor Aristegi, cuando luchaba con este último por sacar adelante una revista de cine que pretendía, inocentes, ser una alternativa a las revistas comerciales y vacías o a las pajas cinéfilas. Hilario, que colaboraba en su propia revista “indie”, nos apoyó desde el principio.
Hilario también fue el autor del epílogo de mi libro sobre Apocalypse Now, es autor de muchos libros de cine y colabora asiduamente en ABC, en la sección de cine de su suplemento cultural de los sábados. Hace unos días le escribí para pedirle apoyo para la edición de mi nuevo (y muy posiblemente último) libro de cine. Me contestó que poco podría hacer porque sus contactos ya se habían enfriado y porque esto del cine “lo dejaba”. “Otro que lo deja”, me dije. Y uno de los interesantes. Por algo será.
Repasando la revista Imágenes de noviembre, donde Hilario también colabora, llegué a un texto en el que dice lo siguiente a propósito de un estreno que le tocaba comentar:
“Las formas le han ganado el pulso al contenido. Es mejor parecer bueno que ser bueno. (…) Me pregunto qué ha conseguido ponernos en situaciones así. ¿Internet? ¿Los festivales de cine? ¿Nuestra prepotencia? No sé. Tampoco me importa demasiado. Hace tiempo me hubiese preocupado que ya nadie se interesase por las dudas espirituales o por las posibilidades de conseguir un estilo trascendental sin la necesidad de ser sublime, ahora creo que me da igual”.
Ya somos dos, Hilario.
Escrito el sábado 22 de noviembre de 2008.
viernes, diciembre 19, 2008
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