miércoles, noviembre 10, 2010

W y X

Palabras de Don Felipe González Márquez: "Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. Llegó hasta mí una información. Nuestra gente había detectado el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia. Se localiza lugar y día, pero la posibilidad que teníamos de detenerlos era cero, estaban fuera de nuestro territorio. Y la posibilidad de que la operación la hiciera Francia en aquel momento era muy escasa. Sólo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. El hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto”.

Lo aquí expuesto es aterrador. Se ha publicado en El País (no iba ser en El Mundo, la bestia negra de Felipe) y sigue siendo la comidilla entre tertulianos, editorialistas y articulistas. Casi todos han incidido en lo inconveniente de las palabras, a algunos les han parecido cojonudas y otros se han quedado con el “dije no”. Felipe, que era un demócrata como la copa de un pino, de toda la vida, “dijo no”.

Pero no está ahí la chicha de las palabras de Mr. X. Se lo he escuchado a Victoria Prego: A González le llaman y le dicen que pueden volar por los aires una casa petada de etarras. Y dice que no, pero inmediatamente no se pregunta cómo es posible que tenga a su alrededor gentuza que le proponga asesinar a gente, por muy etarras que sean, saltándose el estado de derecho. Esos servidores del poder que le ofrecieron hacer terrorismo de estado HACÍAN terrorismo de estado. Y González lo supo durante años. Y hoy tiene el desparpajo de decir “todavía no sé si hice lo correcto”. Y Felipeno no está solo . Para desparpajo el de George Bush, que acaba de declararse “disidente” de la guerra de Irak. Como lo leen. “No quería utilizar la fuerza" contra Irak, ha dicho sin mover una ceja en otra entrevista, esta vez para la NBC.

Mi padre me ha contado que de pequeño escuchaba en la radio un folletín que acababa con esta frase: “¡El criminal NUNCA gana!”. Mi padre ya es un pureta y sabe, como yo, que casi siempre ganan. Algunos por consentir que un gobierno practique el terrorismo y otro por consentir el asesinato de millón y medio de iraquíes.
Escrito el martes 9 de noviembre de 2010.

lunes, noviembre 08, 2010

Un artista serio


El artista español Santiago Sierra me parece un provocador. A veces brillante, otras barato. No me entusiasma su trabajo, pero debería enmarcar la carta en la que rechaza el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010 (dotado de 30.000 euros) y colgarla en un museo de arte moderno. Su plante al gobierno y a su Ministerio de Cultura podría ser más interesante de admirar que el retrete de Marcel Duchamp, la mierda de artista de Piero Manzini, el tiburón en formol de Damien Hirst o el bebé gigante de la Coixet.

Es la primera vez en veinte años que un artista rechaza el premio. En su carta, Sierra defiende su postura al considerarse “un artista serio”. Y dice así: “Este premio instrumentaliza en beneficio del estado el prestigio del premiado. Un estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local”.

Su acto, eso sí, no llega a la altura del realizado por el torturado genio ruso de las matemáticas Grigori Perelman, que rechazó la medalla Fields, dotada con un millón de dólares. Perelman dijo no estar interesado ni en la fama, ni en el dinero, ni en el reconocimiento, que no era tan bueno como se dice y que no quería sentirse observado como en un zoológico.

viernes, noviembre 05, 2010

El cesado

Si hay algo en este país que caracterice a los altos cargos del Estado es la mucha frialdad al aplicar los ceses (la bestial Pilar Miró es todavía recordada por ello) y la poca dignidad de los cesados. Hace poco Ignasi Guardans, director del ICAA, fue fulminantemente destituido de su cargo por la ministra González-Sinde. El catalán se había hecho demasiados enemigos entre la “gente del cine”. Es decir: entre la tropa a la que pertenece González-Sinde.

Guardans soltó hace pocos días esta perla: “Me ha tocado ser el responsable de un área a la que pertenece, de la que procede y a la que volverá la persona que me daba las instrucciones. El móvil de la ministra solo lo tiene la gente del cine, y allí hay una correa de transmisión de los descontentos". Que muchas subvenciones al cine se resuelven con unas llamadas lo sospecha la mayoría de los españoles. Yo se lo dije a la cara y en la tele a Pedro Pérez, representante de los productores. Había que ver el careto de sorpresa que se le puso. No se lo esperaba.

Ha sido poco elegante Guardans al abandonar su sueldazo y su poder, pero ha dicho verdades como puños. Y fue muy lejos: "Ha habido fraude en las subvenciones al cine. Las ayudas se deben dar con transparencia, con control y a quien cumple los requisitos. Por haber verificado eso y haber exigido que eso fuera así han venido algunos de mis disgustos. Algunos productores han vivido muy alegremente, haciendo unos cálculos financieros en los que tenían un enorme peso la ayuda ministerial, las ayudas autonómicas a las televisiones públicas. Se les ha caído parte del plan y no tienen otra". Amén.

Lo declarado es de tal gravedad que en cualquier otro país verdaderamente democrático y moderno hubiese levantado una polvareda política y mediática de primer orden. En España no, porque en España este ruido de sables lo vemos normal, igual que nos resignamos al trinque subvencionado, a las trampas, a los fraudes y al amiguismo descarado. Hasta le damos palmaditas en la espalda (“puto amo, tú sí que sabes”) al que trinca.

González-Sinde ha zanjado el tema diciendo que si a Guardans le consta que ha habido fraude en las subvenciones que "acuda a los tribunales". Y tampoco le falta razón. Si cuando estaba dentro Guardans no lo denunció, ahora su pataleta se antoja como la típica indignidad del cesado, tan española. Vaya usted a los tribunales, señor Guardans. Yo le animo. Y no estoy solo.

Y si la ministra y su equipo no conocen, como ella ha asegurado con toda su cara dura, ningún caso de fraude en las subvenciones debe dimitir. Por no hacer su trabajo, por no conocer presupuestos inflados para incrementar las ayudas del ICAA, por no conocer a los que falsean las cifras de recaudación para acceder a los fondos del Ministerio, por aceptar facturas hinchadas o por subvencionar a gentuza que no paga a sus empleados. Por incompetente.
Escrito la noche del miércoles 3 de noviembre de 2010.

jueves, noviembre 04, 2010

Líneas rojas

Fue Carlos Pumares quien me dijo que la única diferencia política entre el PSOE y el PP es que el PSOE hacía más casas de cultura… a las que no iba nadie. Hay otra diferencia: el PP no crea un Ministerio de Igualdad.

El Ayuntamiento de Valladolid (famoso últimamente por el bocas de su alcalde) cuenta con una Comisión de Igualdad a la que el Grupo Municipal Socialista solicitó la retirada del cartel de la película Rumores y mentiras porque consideran que ofende a las mujeres. Los muy papanatas y cursis no han entendido la coña, que se resume en una historia “plagada de cotilleos, patrañas y calumnias de cómo arruiné mi intachable reputación”. ¡Es humor señoras, humor! Grueso, puede, ¡pero humor!

A la ilustre concejala socialista Mayte Carbajo no le gusta que a un personaje femenino, del que nada sabe, otros personajes, de los que nada sabe, la llamen pendón, guarrilla, facilona, fresca, zorra, golfa, cerda, loba y salidorra. Carbajo ha amenazado: el cartel traspasa “todas las líneas rojas” y daña a la lucha contra el machismo y la violencia de género. Otra concejala, la de Bienestar Social, dijo que “estudiarán la cuestión”.

Lo escribí hace años: estoy hasta los bajos de las que pierden el tiempo con la ficción cuando no tienen ni idea de entender, respetar o mejorar la realidad. Y añado: estoy harto de histéricas, de señoritas Pepis de la nueva progresía, de igualdades basadas en la ignorancia absoluta y la represión obsesiva, de todas ustedes y de todas sus putas líneas rojas.
Escrito el miércoles 3 de noviembre de 2010.

miércoles, noviembre 03, 2010

La Propuesta 19

El magnate George Soros dijo que criminalizar la marihuana causa más daño que bien y beneficia a las grandes mafias, que ganan miles de millones gracias al comercio ilícito. Dijo también que la Propuesta 19 (que en California podría haber permitido la legalización de la maría) es un gran paso. La legalización, que no será posible, habría aportado a las depreciadas arcas californianas 1.400 millones de dólares por año en impuestos.

En España somos el mayor consumidor de farlopa, pastis y costo de la Unión Europea. Ni la poli, ni los jueces, ni los profesores, ni los papás, ni los médicos, ni la publicidad, ni la propaganda, ni la trena pueden hacer nada. He leído que solo el negocio de la coca movió en 2008 en la UE 27.500 millones de euros, 5.500 millones en España, donde nos metemos un 20% de toda esa merca solitos. Leo también que esa pasta es lo que ha destinado Fomento para el desarrollo de nuevas líneas del AVE. Y estoy hablando sólo del consumo de coca de un año, no incluyo otras drogas. La UE gasta, de nuestros impuestos, 40.000 millones de euros al año en una represión que no sirve de nada.

Un gramo de coca cuesta 60 euros y su precio no ha variado en años. Ni con la llegada del euro, ni con la crisis. Da que pensar. Si legalizásemos la droga, países que todos conocemos reducirían brutalmente su criminalidad. Y la droga sería de mejor calidad, con un mercado legal y sin adulterantes. ¿Quién se beneficia de la ilegalidad? Las mafias y los bancos. Sí, los bancos. Hablo de un escandaloso e incontable blanqueo de dinero. ¿Quién paga? Nosotros. Los que se meten y los que no.
Escrito la noche del miércoles 27 de octubre de 2010.

martes, noviembre 02, 2010

Las 10 estrategias de manipulación mediática de Chomsky resumidas

1. La estrategia de la distracción. Consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros.
2- Crear problemas, después ofrecer soluciones. Por ejemplo organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3- La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4- La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato.
5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. La utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.
7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud.
8- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
9- Reforzar la autoculpabilidad. El individuo se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
10- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. El sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
Gracias NAPALM por el enlace.

viernes, octubre 29, 2010

El último viaje

Hablemos de la muerte. ¿Qué buen rollo, eh amigos? Me dirijo en este post a los nos creyentes: Cuando se trata del final, lejos de reencarnaciones o cielos, nadie nos explica nada. Ni en casa, ni en la escuela. Si no eres fervoroso de Alá, Cristo o Buda, tú te las apañes con el final. Dijo Da Vinci que “Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, una vida bien usada causa una dulce muerte”. Según ese razonamiento, mi muerte va ser espantosa, y no me da la gana. El nacimiento es doloroso, te sacan a hostias, lloras que te las pelas. La vida es dolorosa, hay que soportar a un montón de hijos de puta. ¿Qué tal no morir dolorosamente?

Acabo de leer que en California se está explorando el uso de alucinógenos para mitigar la desesperación ante el cáncer, ante la muerte. Y han logrado mejoran el ánimo en terminales. ¿Se imaginan a la salud pública financiando este tipo de tratamientos, que los ensayos con estas drogas se hiciesen más cercanos y eficaces? ¿No es más importante ayudar a alguien a sobrellevar el final que ayudarlo a sobrellevar una alergia o un problema capilar?

Estoy hablando de usar drogas alucinógenas para terminales. Charles Grob, de la Universidad Harbor-UCLA, acaba de publicar los resultados de un ensayo con LSD contra crisis existenciales de terminales. Y afirma que su uso es muy efectivo. El buen hombre utiliza una dosis baja de psilocibina en dos sesiones experimentales de seis horas con pacientes postrados con los ojos tapados y unos auriculares para escuchar música en una habitación decorada. Y funciona. Y dicen irse mejor. Terminado el tratamiento, ha asegurado que no existen efectos psicológicos hostiles.

Estamos lejos de que oficialmente esto sea aceptado, pero este tipo de tratamientos deberían lograr financiación, por un último viaje subvencionado. Escrito la noche del martes 26 de octubre de 2010.

miércoles, octubre 27, 2010

Segunda entrevista: Jean-Claude Carrière

No tuvimos que insistir. Contestó a nuestro primer mail escueta y amablemente. Durante meses le fuimos informando del transcurso de nuestro trabajo en el documental. En un momento crítico, pocos días antes de verlo en persona, nos dijo por teléfono: “Os doy quince minutos, no tengo más que decir sobre el tema de vuestro trabajo”. Inmediatamente nos pusimos en marcha: había que escribirle un último mail explicando que necesitábamos mucho más tiempo y el por qué de esa necesidad.

Lo leyó y lo entendió. Con un “Bien, vale, veniros y ya veremos” nos conformamos. En San Sebastián, de camino, a NAPALM se le ocurrió que, como buen bebedor de vino, le gustaría una botella de las buenas. Calló un Ribera fetén. Y aunque contábamos con suficiente documentación, preparamos a conciencia la entrevista en el tren a París. Debíamos ser muy rigurosos y serios, no se nos podía escapar nada delante del guionista de Belle de Jour, La Vía Láctea, El discreto encanto de la burguesía, El fantasma de la libertad, Ese oscuro objeto del deseo, El tambor de hojalata, La insoportable levedad del ser, Valmont o Cyrano de Bergerac.
No faltaron los sustos. Media hora antes de la entrevista, a dos calles de su casa, descubrimos que nos faltaba un cable del equipo de sonido absolutamente fundamental. Horror. Miedo. Pavor. Menos mal que contábamos en el equipo con Israel -MGiver- Nava, que con un buen apaño solucionó todo.

La mirada de Carrière al recibirnos logró dejarme completamente tranquilo. Afable, sonriente, educada, serena. Nos invitó a entrar en su despacho, situado en la planta baja de una preciosa casa de tres plantas. La decoración era sobria, sin un solo toque de vulgaridad. La estancia estaba plagada de dibujos, fotos y, por supuesto, libros. Tenía, como esperábamos, una librería magnífica. Tan buena como la bodega. Buenos vinos y buenos libros juntitos, Carrière sabe.
A sus 79 años, se movía bien. Llevaba puestas unas zapatillas de deporte y una camisa amplia y cómoda. Cerca de su mesa de trabajo, presidida por una pantalla de ordenador inmensa, tenía un trasto de esos de hacer ejercicio que, pensé, hacía que se moviera por sus feudos con esa destreza. Mientras NAPALM ayudaba a Israel a colocar las dos cámaras, le entregué la botella de Ribera fetén. Leyendo su etiqueta, dijo: “Buen vino. Lo voy a probar esta misma noche, que tengo visita”.La entrevista fue como un tiro. Duró mucho más de lo esperado y respondió a todo con detalle de guionista, explicando, narrando lo sucedido hace casi cuarenta años. Su castellano era fluido, sus recuerdos certeros, su mirada sincera y sus gestos desenfadados, nunca dándose importancia.

En una pausa de la grabación, poco antes de acabar, Carrière cogió su móvil y buscó un número en su libreta de papel. “Voy a llamar a Milos Forman. Está en la ciudad y viene a cenar”. ¿Había mejor manera de dejar París que imaginando a Jean-Claude Carrière y el director de Valmont, Amadeus y Alguien voló sobre el nido del cuco trincándose nuestro Rivera fetén?Escrito el domingo 24 de octubre de 2010.

lunes, octubre 25, 2010

La red social, una peli triste

No sé si estaba pensado por el guionista Aaron Sorkin o por el director David Ficher, pero La red social contagia tristeza. Y encima con una peli que va como un tiro. Sus diálogos son como ráfagas de ametralladora, su ritmo, con el denso material que maneja, es envidiable. Y a la salida del cine, cuando mascas su plano final, te dices: joder, que cosa más triste...

Sorkin ha hecho un trabajo de guión fabuloso, sobre todo teniendo en cuenta el mérito de no hacer, como se ha escrito, una adaptación del libro ‘The Accidental Billionaires’, sino basándose sólo en un tratamiento de ese libro, aún sin publicar. Su guión no es, como también he leído, demasiado gélido. La película es gélida porque sólo puede ser gélida. Igual que sus personajes son machistas o misóginos. Lo son. Punto.

Y son también unos desgraciados que se pasan horas y días escribiendo líneas de código. Nos cuenta Sorkin que el creador de Facebook sólo tiene un amigo. Y llamar a Eduardo Saverin amigo es mucho llamar. Sólo es un arrimado que se empalma al descubrir que “tiene grupies”. Nos cuenta que el amo de Facebook tiene una novia. Y llamar novia a esa pobre snob es mucho llamar. Y no me olvido del farlopero Sean Parker (Justin Timberlake), quien completa un grupo generacional de escalofrío.

Es milagroso que unos productores (entre ellos Scott Rudin, Kevin Spacey y el propio Sorkin) hayan levantado este valiente proyecto, tan pegado a nuestra realidad y por eso tan triste como ese “amigo” nuestro de Facebook que escribe una frase vacía que sólo entiende él. Tan triste como ese otro señor, tú mismo, que pincha en un iconito para comunicarle que “le gusta” lo que ha escrito. Fin de la comunicación.

El actor Jesse Eisenberg está perfecto mostrando esa nula capacidad para la interacción social del magnate Zuckerberg. Y gracias a él y al guión de Sorkin descubres que sólo un incapacitado para el cara a cara podía crear Facebook. Y gracias también a Fincher (preciso, austero) descubres que La red social es una peli triste sobre las tristes relaciones en este tiste siglo XXI.

Si a Herman J. Mankiewicz le tocó retratar al magnate Kane, a Sorkin le ha tocado hacerlo con el magnate Zuckerberg. Y qué bien parado ha salido, de forma tan compleja y tan osada. Una buena noticia para los que seguimos yendo al cine y que, a la salida, nos decimos: joder, que cosa más triste… Sin saber si lo estamos diciendo por la peli o por el mundo que estamos viviendo.
Escrito al noche del sábado 23 de octubre de 2010.

viernes, octubre 22, 2010

ARDE PARÍS

Hace unos días estuve grabando en París con Israel y NAPALM, quien, con buen tino, nos recomendó volvernos un lunes, y no un martes, por la huelga salvaje que se avecinaba. Acertó. Nos libramos. He visto imágenes de jóvenes franceses quemando coches, arrasando escaparates, montando barricadas, gritando a los gendarmes y cagándose en la putísima madre de Sarko. Frente a nuestros sindicalistas trasnochados y apalancados, esos puretas que organizan huelgas a tres meses vista y con las vacaciones por medio, los sindicalistas y estudiantes franchutes sacan a la calle una frase demoledora y generacional: “No queremos vivir PEOR que nuestros padres”.

Y no paran. Para hoy han anunciado otra huelga y más broncas. No quieren parar hasta que los "ajustes", perpetrados después de que los supuestos representantes de los ciudadanos hayan salvado a los bancos de su codicia, se corrijan. No quieren consentir tener que jubilarse a los 62 (en España hemos aceptado que sea mucho más tarde), no quieren aceptar un atropello que los economistas llaman “inevitable”, esos que han difundido el cuento del “riesgo moral” para justificar lo injustificable, esos que dicen que estas son las “reglas de juego” y que no hay otras reglas, ni otro juego.

¿Y si es mentira? ¿Y si se rompe la baraja? ¿Qué pasará en Francia? Nadie lo sabe. ¿Podría ser un ejemplo para el resto de europeos? Imaginen. Yo, inocente, sueño un poco. Casualmente, uno de los entrevistados de nuestro documental, un sesentón, nos mostró orgulloso una película inédita rodada en pleno mayo del 68. Nosotros también podríamos haber grabado algo, teníamos dos cámaras y sonido. En el tren de vuelta, me imaginé quedándome para grabar aquello. Imaginé que era un niño de papá con pasta, no regresaba al curro y grababa como loco. Lástima.

jueves, octubre 21, 2010

¿Wyler, Wilder, qué importa?

Noche de los Oscar. 1960. Billy Wilder compite con Con faldas y a lo loco, pero sabe que la ganadora segura va a ser Ben-Hur, de su amigo William Wyler. Decide no ir a la ceremonia y ver la gala desde casa. Se pone malo. Se siente humillado. Empieza a beber. Bebe 13 o 14 martinis. Finalmente, acaba en el baño borracho perdido y balbuceando. Lo tienen que sacar Tony Curtis y Kirk Douglas a la fuerza. Al año siguiente arrasó en los Oscar con El apartamento.

Joseph Leo Malkiewicz dijo que Los mejores años de nuestra vida, de Wyler, fue uno de los dos únicos films adultos que produjera Hollywood en la década de los cuarenta. El otro era Días sin huella, de Billy Wilder. Wilder le confesó a Cameron Crowe que Wyler le dijo: “Creo que Audrey Hepburn no tendría que hablar con Gary Cooper cuando él sube al tren, al final de Ariane. Conviértela en una escena muda”. A lo que añadió: “William era un poco cursi, pero muy bueno. Hepburn y Peck en vacaciones en Roma… ésa fue una buena película". En los good old days mucha gente se confundía con los apellidos de Wyler y Wilder. Al saberlo, Billy le dijo a Willy: “Monet, Manet, ¿qué importa?”.

miércoles, octubre 20, 2010

Se llama Juan

Felicidades a sus papás, Teresa y Jaime.

martes, octubre 19, 2010

Sé aire

Eran dos cuarentones. Me recibieron sentados frente a una mesa de diseño. Uno de ellos, el productor, remataba un vaso de güisqui y fumaba un cigarrillo rubio. El otro, el realizador, me hablaba con acento catalán y me escondía la pantalla de su portátil como si en ella se proyectasen documentos confidenciales del Pentágono. “La idea es la siguiente: aspiramos a producir una serie que pague enteramente la compañía aérea Ibérica. El concepto es que contemos historias verdaderas, humanas, sinceras y auténticas en las que Ibérica tenga una mera presencia, como la marca Prozak en Los Soprano. Lo vamos a llamar B Air, “Sé aire”. ¿Entiendes?”.

“Entiendo”. Entonces no tenía ni idea de que Prozak hubiese financiado Los Sopranos y me tragué aquello de la “mera presencia”. Estaba ante la oportunidad de ganar un dinerito extra. El productor sólo escuchaba, sospeché que no tenía el vocabulario suficiente, el pico necesario. El realizador catalán me tranquilizó: “Puedes escribir en casa lo que quieras, queremos historias reales, queremos Carver, queremos Altman, queremos HBO, ¿entiendes?”.

“Entiendo”. Le di al palique. Les solté alguna otra referencia cinematográfica con aviones como parte del espacio de la acción. “Sí, esa es la idea: el avión es el lugar donde el personaje cambia, muta, evoluciona y… es aire”. ¿Quién cojones “cambia”, “muta” o “evoluciona”, y para bien, nunca para joderla, sentado en un avión?, me preguntaba. No imaginaba a Charles Manson organizando su carnicería mientras se tomaba unos panchitos y volaba con Ibérica. Empecé a oler a caca, a spot encubierto.

A pesar de ello acepté el reto. “Y que esto no salga de aquí”, dijo el realizador parlanchín. Que no salga ¿QUÉ?, me preguntaba también. Ni había, de partida, personajes, ni tramas, ni una orientación narrativa básica, NADA. Fui a casa y medité, divagué, apunté, garabateé algo en un cuaderno. En dos semanas tuve un guión. No era Los Soprano, desde luego que no, pero era decente, un punto de partida para trabajar con ellos. Lo mandé por mail. Me llamó el productor a los dos días: “Hola Iván. Nos gusta cómo dialogas, pero el realizador me dice que no has captado EL CONCEPTO”.

Volví a meditar, divagar, apuntar, garabatear algo en el cuaderno. En dos días tuve una nueva versión del guión. Me llamó entonces el realizador: “Hola Iván. No están mal… pero a ver…”. Me calenté. “¿QUÉ no está mal? ¿Los giros, la trama, el tono, las elipsis, los personajes, el conflicto, la resolución, esa frase en la que…?" Me interrumpió: “No, no, a ver, no, no, eso no te lo voy a decir, ese no es MI TRABAJO”. Silencio. Largo silencio. El realizador remató: “Y no veo muy acertado que el personaje se tome dos gintonics en el avión, no creo que le guste a Ibérica”.

Entre descojonado de risa y borracho de ira, no pude evitar contestarle: “¿Si decías que la aerolínea tendría una ‘mera presencia’, qué importa que el personaje le de al bebercio, si es coherente con su conflicto? ¿Quieres hacer un anuncio?”. Silencio. Otro largo silencio. Mis temores hechos realidad. Al parecer, nadie en Ibérica, y en clase bussines, pide gintonics. En sus historias verdaderas, humanas, sinceras y auténticas nadie se emborrachaba. Colgué el teléfono, quité lo del gintonic, lo cambié por zumos de melocotón y suavicé la cosa hasta convertirla en mierda humeante y olorosa. No me volvieron llamar. Ni para darme las gracias por el intento, ni por trabajar gratis. No había captado EL CONCEPTO.
Escrito las noches del miércoles 13 y jueves 14 de 2010. Foto: Frid.

lunes, octubre 18, 2010

Wall Street, El dinero nunca duerme

El título de esta película parece de James Bond. Sus fuegos de artificio también. La primera, de 1987, fue maja aunque con los habituales excesos de Oliver Stone. Ahora el director vuelve a sus personajes en una peli sin alma y sin imaginación, en la línea de otros naufragios suyos como Asesinos natos, Un domingo cualquiera, Alejandro Magno o World Trade Center. Y aunque la película no aburre, me ha llamado la atención lo poco que se lo ha currado Stone, pudiendo haber hecho algo grandioso con una actualidad que te beneficia y con Michael Douglas otra vez como Gordon Gekko.

Pues ni con esas. La secuela tardía de Wall Street llama la atención por su realización torpe, plana, efectista y estereotípica. Las pompas de jabón como metáforas de la burbuja financiara o el uso maniqueo del cuadro ‘Saturno devorando a sus hijos’ son sólo dos ejemplos de lo ramplón del guión, cuya trama financiera es confusa, su trama sentimental grimosa y su happy end de lo más hortera que he visto en años.

Para poco más da esta película. Curiosa la aparición de Charlie Sheen en un cameo, desaprovechadísima Susan Sarandon, discreto Elli Wallach, bien Josh Brolin, muy bien Carey Mulligan a pesar de su personaje y olvidable su protagonista, ese actor que sale en Tranformers y cuyo apellido parece un estornudo.

De sus diálogos, me quedo con una frase de, cómo no, Gordon Gekko: “La próxima crisis será peor. Será la definitiva”. La destaco porque no me parece sólo una frase peliculera. Algunos han profetizado que en realidad el sistema financiero ya ha petado pero no nos lo confiesan. Los prestamos de los gobierno sólo son una tirita para una hemorragia que antes de ocho años traerá, como dice en esta peli el anciano Elli Wallach, “el fin del mundo”.
Escrito el domingo 17 de octubre de 2010.

viernes, octubre 15, 2010

Trinchera

Cuando me plantee con NAPALM escribir, realizar y producir el documental que estamos llevando a cabo, no recordábamos la cantidad de factores que teníamos que controlar. Necesitábamos una cámara, y la compramos. Necesitábamos micro, y lo cogimos prestado de la oficina. Necesitábamos una amplia documentación, y nos la curramos durante meses. Necesitábamos aliados, y algunos encontramos. Teníamos claras unas imágenes, unos recursos narrativos y unos entrevistados, poco más.

Acabamos de llegar de realizar dos importantes entrevistas en París. Una esencial, sin ella no tendríamos nada después de todo el camino andado. Tenemos, creo, un buen material. Cuando a la vuelta, machacados, estábamos buscando un taxi en San Sebastián, comentamos lo realizado. El trabajo, conservado en las cintas de nuestras dos cámaras, podría haberlo realizado un sencillo equipo de diez personas, pero en este caso había sido realizado por tres mendas con más cara que espalda. En esa calle donostiarra, muy entrada la noche, celebramos lo esencial del trabajo realizado. Sin puñetas.

Escribir sobre el cine de trinchera parece algo pomposo, pero existe y lo hemos vivido en nuestras carnes. Lo hemos hecho. Y es cansado y agobiante. Y apasionante y divertidísimo. Todo junto. Hemos sufrido largos viajes en tren, hoteles de tercera, un material llevado en mochilas, largas pateadas, taxistas ladrones, sustos e improvisación técnica. Y merece la pena, joder que si merece.

Merece la pena haber encontrado a un experimentado todo terreno como Israel Nava, alias MacGiver, merece la pena reencontrarme con la energía creativa de NAPALM y su humor descacharrante, merece la pena salir orgulloso de las preguntas que hemos hecho, de lo bien que nos han tratado los entrevistados, saber que hemos hecho un trabajo serio y que todavía queda mucho por hacer. Merece la pena., joder que si merece. Escrito el miércoles 13 de octubre de 2010.

jueves, octubre 14, 2010

Viejas de tetas grandes y viejos con pene duro

"En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para qué sirven".

(Drauzio Varella, oncólogo brasileño ganador del Premio Nobel de Medicina)

Sol y café en Pere Lachaise

miércoles, octubre 13, 2010

El regreso

Ha sido un verdadero placer compartir viaje, marrones, nervios, gintonics, facturas, risas y el trabajo bien hecho con Israel Nava y Juan José Aparicio (en la foto conmigo, rematando el cuestionario para el entrevistado principal). Pronto les contaré más sobre esta aventura francesa. Gracias, chicos. Hemos sido un equipo.
Foto: Israel Nava.

viernes, octubre 08, 2010

El compromiso político de Vargas Llosa tiene un nombre que no se quiere citar

Esta mañana he visto el informativo matutino y molongui de Prisa. Han hablado de Vargas Llosa y de "su gran compromiso político". Por supuesto, no han dicho palabra de que es Patrono de Honor de la Fundación Progreso y Democracia, no han dicho nada sobre su apoyo público a UPyD desde que se fundó.

Los chicos de Prisa tampoco dijeron, claro está, que Vargas Llosa ha escrito que UPYD “ha cumplido con creces los propósitos que se fijó y que por eso ha conquistado muchas adhesiones entre los españoles que quieren fortalecer la democracia, ampliar los espacios de libertad ya conquistados y combatir con resolución, sin complejos de inferioridad, a todos los nacionalismos que son la mayor amenaza para la unidad de España y para la preservación del Estado de derecho y libertad que ahora tenemos. El desempeño de Rosa Díez en el Congreso de los Diputados me parece impecable, fundado en sólidos principios democráticos y liberales y de una gran consecuencia y lealtad con todo lo que ella siempre ha defendido”.

Estas cosas son las que no se dirán en ciertas teles o en ciertas radios, las que no se leerán en ciertos periódicos.