Quiqui fue marinero durante muchos años, pero un día se quedó pallá. Se le fue la cabeza. Casi siempre que me ve, se acerca a mí y me pide un pitillo: “¿Cigarroooo amigooooo?”
Desde entonces ayuda en el Quiren, bar donde he pasado cientos de noches de mi adolescencia y juventud y que dirige mi querido amigo Javi, conocido como Javi Quiren en el pueblo.
A Quiqui le pirra imitar a Nino Bravo, se sabe un montón de sus canciones. Algunas veces, Javi le da un micro y le deja cantar en el local. Y se llena. El verano pasado cantó con más público en el quiosco de la plaza de San Antonio.
Cuando mi madre vio aquello, dijo: “Se están riendo de él”. Y en el caso de algunos que lo escuchaban entre risas, mi madre tenía razón, pero no era el caso de todos.
Hay que conocer a Quiqui, y lo que piensa y siente, para que cada uno llegue a una conclusión.
1 comentario:
El tipo parece majo; hay que saber respetar a los demás si queremos respetarnos a nosotros mismos. Buen post, Iván
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