viernes, junio 13, 2008

La frigidez triunfante y un helado de queso de Idiazabal

Vivimos en un mundo extraño. Por un lado los anuncios nos piden que no dejemos de gozar, de comer, de beber o de follar y por otro nos piden que seamos sanos, formales, deportistas y amigos del medio ambiente. Vivimos una enajenación global en donde los coches no contaminan, el chocolate es light y un chuletón de buey posee bifidus activo.

Cuenta Amélie Nothom en su novela ‘Metafísica de los tubos’ que ella no nació el día que salió de la vagina de mamá, sino cuando, a los dos años, probó el chocolate blanco.

Lo escribe con la gracia y la chifladura que caracteriza a esta arrolladora escritora belga: “El placer es una maravilla que me enseña a ser yo mismo. Yo sede del placer. El placer soy yo: cada vez que exista placer, existiré yo. Ningún placer sin mí, ¡yo no existo sin placer!”

A mí me pirra la tarta de queso, el Häagen-Dazs de tarta de queso, el chocolate, el Mágnum, el helado de caramelo, las trufas, las cocadas, la quesada…



El otro día descubrí, gracias al consejo de Leandro, amigo argentino de Frid, un helado de queso de Idiazabal que era para morirse. Manda huevos que tenga que ser un argentino el que me recomiende una heladería de Bilbao (cerca de la plaza Moyua) para descubrir esta revelación religiosa, muy cercana al éxtasis mariano, al descubrimiento del Arca de la alianza y al orgasmo. Pruébenlo.

No confío en nadie que se prive del placer con excusas como la salud, el llegar a viejo, la creencia religiosa o la razón intelectual o profunda. No hay nada más profundo y religioso que el puro placer.

Amélie Nothom, de la que seguiré hablando en este blog, lo escribe así: “La frigidez triunfante está condenada a celebrar su propia insustancialidad. Uno se cruza a veces con gente que presume de haberse privado de tal o cual delicia durante 25 años. También están los que esperan suscitar admiración a causa de su absoluta castidad”.

Ante la frialdad de esta vida dietética, esterilizada y estreñida, ¡más licencia y menos decencia!

12 comentarios:

Leo dijo...

Yo por mi parte soy feuchiño, bajito, y estoy gordo. Y me importa una mierda: a quien no le guste, que mire para otro lado. O al suelo. Y que le jodan.

El mundo en el que vivimos se define con una sola palabra: HIPOCRESÍA. La hipocresía que supone el hecho de que te digan "no te drogues" o "apriétate el cinturón, que hay crisis" los mismos que luego ves en la zona VIP de (por ejemplo) el Changó, metiéndose doscientos euros de coca. La hipocresía de que te venga un orondo sucedaneo de galeno (vestido con la reglamentaria bata blanca) a decirte "Leo, come menos, gordo de mierda". Y así hasta el infinito y más allá, ad nauseam.

Por mi parte lo tengo claro: el punto medio es la justa medida de todo. No se trata de comer hasta reventar o de follar hasta que se te caiga a pedazos, pero tampoco de renunciar a los pocos placeres que esta vida de mierda nos puede proporcionar, sólo por "llegar a viejo" (lo cual, dicho sea de paso y en los tiempos que corren es una completa estupidez). Yo no me privo de nada porque, sencillamente y a sabiendas de lo que ya he comentado antes, no me sale de las pelotas. Simplemtente no permito que me manipulen ni que me arrastren (para un lado u otro) y hago lo que me apetece :-).

ROSA ALIAGA dijo...

Cuanta razón tienes Ivan, ser contenido hace la vida más pequeña y menos apetitosa....
Un gran placer leerte.
Beso nada contenido en este tu continente

IVAN REGUERA dijo...

Leo: Eso, que les jodan.

Trilce: Contenerse, hay que contenerse poquito, pero algo. Si no lo hiciese, y al odiar hacer deporte o llevar una vida "sana", ya tendría el perímetro corporal de Orson Welles y el hígado de W C Fields.

Buen finde a los dos.

Awake at last dijo...

Las castidades/abstinencias sólo son dignas de admiración cuando como resultado se logra un placer mucho más intenso, XD

Mks.

Leo dijo...

AWA: Eso suena a cita de "El libro de la vida sepsuá" del López Ibor xD.

Por lo que a mí respecta, como no creo en Dios ni en la "otra vida" esa paso de castidades... Soy un vago, y prefiero el placer más mundano y más fácilmente alcanzable xD.

Otis Driftwood dijo...

Diga usted que sí, Leo. Para mí, dejar de creer fue toda una liberación. Y cuando los científicos revelaron que masturbarse a diario ayudaba a prevenir el cáncer de próstata, ni le cuento... Buen fin de semana.

fridwulfa dijo...

Cabrón, no te perdonaré que no me trajeras un poquito de helado para probarlo.
Por cierto, la recomendación no fue de Leandro, fueron CNC y Valeria, argentinos también, pero más versados en nuestra gastronomía que el propio Arguiñano.

Anónimo dijo...

Y ya que has citado a Nothomb, leete "Biographie de la faim" (Biografía del hambre) que es el que más me gusta!

Por cierto, una vez vi helado de fabada en Valencia. Como lees.

Carpe Diem!

Anónimo dijo...

El cigarro despues de comer, tu copa preferida con mucho hielo al venir de trabajar, o esas cañitas el sábado al mediodia con su correspondiente tapa, son los pequeños placeres que hacen que merezca la pena vivir...........y sobre todo para personas como yo, que no creemos en Dios, pero si en Billy Wilder ;)

Anónimo dijo...

Hola, Iván.
No sé si te acuerdas de mi, nos vimos en la Feria del Libro de Madrid del año pasado, donde te compré el libro de Pumares y después quedamos en mandarnos unas revistas de escuela que yo no llegué a encontrar.
Muy bueno el post, espero que pronto hagas uno sobre el mascarpone, queso además cinematográfico donde los haya.
También aprovecho la ocasión para pedir que te des, si quieres, una vuelta por mi nuevo blog. Gracias.

IVAN REGUERA dijo...

Otis: Pues voy a tener la próstata de un chaval en mi decadencia. Qué de puta madre.

Frid: Si contase con un Jet privado con nevera te lo traía, pero, hija, en CONTINENTAL AUTO está la cosa malita.

Gabacho: He leído 'Biografía del hambre' y es magnífico. 'Estupor y temblores' es el libro que la hizo famosa y uno de los que me falta por leer.

Juan Antonio: Amén, en hebreo אמן y en árabe آمين.

Daniel: Hola Daniel, bienvenido a mi blog. Apunto el tuyo. Un abrazo.

Y a ver si solucionamos lo de las revistas, que no me gusta nada ser un "malqueda".

Anónimo dijo...

Una experiencia equivalente a la tuya es la que tuve con el Picu Urriellu.