miércoles, septiembre 23, 2009

En días como este

Hoy se me ha ido el ordenador a tomar por el rasca. Hoy la secretaria de mi dentista me ha dicho que la avería que tengo en la piñata me va a costar un pastizal. Hoy se me han partido en dos las gafas. Hoy me he confundido de autobús y he acabado en el quinto cojón. Hoy otra editorial me ha escrito para decirme que pasa de publicar mi libro.

En días como este, lo más normal quizás sea proyectar toda tu ira en los demás y en las máquinas, o en algunos demás que parecen máquinas, o hacerse una tortilla de tranquilizantes. En mi caso, y tras unas horas de inevitable frustración y rabia, he llegado a casa, me he puesto un pelotazo, he encendido un piti, he puesto un cedé de Dylan, he llenado la bañera y, ya dentro, me he puesto a morder hielo mientras admiraba la mancha de humedad del techo del baño.

En días como este, he observado la legión de limpiadoras sudamericanas que curran en las oficinas que tengo en frente de casa. Y pienso que estas cosas parecen castigos, pero podemos tomárnoslas como algo absolutamente normal, hasta como una epifanía casera, la de cualquier hombrecito normal.

En días como este, recuerdas que tener un ordenador lleno de trabajos, dibujos, fotos y proyectos, que masticar con tus piños, que ponerte unas gafas, que trasladarte de un lugar a otro de Madrid y que publicar un ensayo que te parece la polla no se da por hecho. Que un día las cosas están y el otro no están. Mira tú.

En días como este, no me hago hinduista, ni me echo la manta a la cabeza. Más bien me seco y observo las pocas luces y las pocas limpiadoras sudamericanas que quedan ya en las oficinas y pienso que tienen que pasar días como este para no tomarte demasiado en serio nada. Lo que se dice absolutamente nada. Tampoco esta homilía.

Escrito la noche del 22 de septiembre de 2009.

8 comentarios:

Leo dijo...

Está claro que, del mismo modo que no hay mal que cien años dure, tampoco hay bien que dure eso mismo. Y hay que mentalizarse de eso. No queda otro remedio por que si no las hostias de la vida serán todavía más hostias.

Ánimo tío, que un día malo lo tiene cualquiera. Yo mismo llevo varios días viajando a otras galaxias gracias a la infección de una encía. Al menos alguna conclusión uena se puede sacar de eso, aunque parezca increible: el Nolotil ese es un estupendo tranquilizante. ¿Me estaré volviendo adicto a los fármacos como Elvis? :p

IVAN REGUERA dijo...

Leo: Cuidado que acabas como Jacko y este blog se queda sin uno de sus comentaristas estrella.

Natxoman dijo...

¡GUAU!
Esta vertiente deprimente rollo "el pequeño éxito humano del perdedor" me encanta.

Sinceramente, me ha gustado mucho este texto. No te alarmes. Hasta que no veas rostros de personalidades célebres en la mancha de humedad del techo no tienes por qué preocuparte (por dejar la bebida, me refiero).

IVAN REGUERA dijo...

Natxo: Vale, lo recordaré siempre que vea a Jim Morrison en las manchas de grasa de la cocina.

Awake at last dijo...

Aaaay, rei, lo siento, te lo debo haber pegado yo, que llevo una semana que ni hecho a propósito...

Un abrazo de los de verdad.

IVAN REGUERA dijo...

Awake: Besos, gracias y ánimo.

Gabacho serio dijo...

Pues su tio, mejor no tomarse nada muy en serio.
Y se lleva mejor todo con un buen gin tonic.

IVAN REGUERA dijo...

Gabacho: Se lleva de maravilla.