Cuando me encierro solo en casa durante más de un día para sudar la fiebre me siento como un parado inexperto en su primer lunes sin trabajo. ¿Y ahora qué hago? Enciendes la radio, luego la tele. El cretinismo humano sigue funcionando sin descanso y sin ti, y te haces preguntas mientras te tragas otro Grippal. A otros les ocurre esto en un viaje trascendental, en una nochevieja triste, tras una muerte o después de diecisiete rallas. A mí con el Grippal.
He probado de todo hasta la fecha -35 castañas, 36 en diciembre- y no he profundizado en nada. Aposté por el periodismo y lo abandoné, jugué con la pintura y me retiré enseguida. El cómic a veces, sin constancia. ¿La edición? Una gran aventura, económicamente desastrosa. Como ensayista, tan querido como poco leído. ¿El cine? Genial, si no fuese por el esfuerzo y el dinero que requieren resultados tan ligeros. Ay, el cine…
Debí ser realista para todas estas disciplinas. Y si algo no soy, gracias Grippal por recordármelo, es realista. No le tengo demasiado respeto a la realidad. Tampoco a la autoridad o a la propiedad, pero ese es otro post. Quizás por eso nada me hace sentirme como cuando escribo, entonces me siento vivo y alejado de la realidad. Perdón por la frase febril.
Lo primero que leí en serio en mi vida fue ‘El lobo estepario’, de Hesse, inmenso escritor que destacó primero como pintor y como músico. Tenía dotes y hubiese medrado en esas especialidades, pero abandonó los estudios y decidió escribir. “Para todo hay una escuela, menos para ser escritor”, llegó a decir. También escribió esto: “La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero. Ningún hombre ha llegado a ser él mismo por completo. Unos no llegan nunca a ser hombres; se quedan en rana, lagartija u hormiga. Otros son mitad hombre y mitad pez”.
Yo huyo, escribiendo, de ser un gusarapo. A día de hoy, y sin saber qué senderos me esperan, no conozco nada comparable a la escritura. Nada. Tampoco a la lectura de algo grande. Frente a su poder e intensidad, frente a su eternidad y hondura, todo lo demás es tan respetable como diminuto. Perdón por la segunda y última frase febril y hasta otra.
Escrito las noches del 30 de septiembre y 1 de octubre de 2009.
viernes, octubre 02, 2009
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6 comentarios:
Está bien tener timepo para esos momentos de reflexión, aunque sea por culpa de una gripe (que no siempre es inoportuna, como vemos).
Por mi parte yo también me siento un escritor frustrado (aunque sea uno malo), y no miento si digo que me gustaría ver editado algún día en papel todo lo que he escrito para El Spectrum Hoy; todas aquellas vivencias paleoinformáticas que tal vez nunca tendrán más valor que el meramente sentimental. Pero me haría ilusión, repito .-).
Lo curioso es que ahora mismo estoy pasando por el espectro contrario al tuyo, y hace bastante tiempo que he perdido las ganas de escribir. Textos largos, al menos. Y es que hasta de esto se ha descansar alguna vez ,-).
Decididamente, me encanta esta línea tuya. Creo q has encontrado la manera de plasmarte como personaje, poniendo sentimientos reales en el texto, pero sin sentirte incómodo. Sumamente creible. Puedes ser un escritor "No-frio", querido.
¿Has leido "Las hermanas Grimes" de Yates? me encanta...
besos
Es por el anhídrido carbónico de las burbujitas.
:-)
Mks.
Leo: La autoedición es una salida para muchos textos que nos gustaría ver en papel. Plantéatelo.
Natxoman: No, pero está apuntada. Alfaguara. Y caerá pronto. Y te contaré.
Awake: Vete a saber. Besos.
tu estado febril agudiza tu mente. Me ha encantado el texto y comparto muchas de sus ideas.
Trilce: Me alegro mucho. Besos.
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