Todo el mundo me la había recomendado. Sobre el papel pintaba bien: peli sobre un profesional del despido en estos tiempos oscuros para la economía mundial y sobre todo para la de un país tan desalmado como los EEUU. Jason Rietman, tipo listo, había demostrado hasta ahora bregar con personajes incómodos. Un sicario de un lobby empresarial en su ópera prima, una embarazada resabidilla en la segunda. En la tercera se la juega y nos presenta a un hipócrita que, además de dar insustanciales conferencias de autoayuda, se dedica a despedir a la gente en nombre de empresarios que no tiene los cojones de hacerlo en persona. Y esta vez no cuela.
El personaje de Clooney es un mierda con todas las de la ley. Aunque con clase, encanto y sus dudas internas, es un ser superficial, seco, vacío. Su familia una pandilla de catetos de cojones. La mujer de la que se enamora una zorra mentirosa. La jovencita a la que enseña una cucaracha sin alma. Su jefe un hijo puta de manual. Ningún personaje de Un in the air me resulta agradable, digerible, todos me repugnan. Y aunque Reitman lo pretenda, no hay moraleja, no hay aprendizaje, todos acaban como empezaron en el arranque del metraje: siendo gentuza. Puede que a priori dejar que sus personajes sean así, sin juzgarlos, sea un riesgo admirable, pero la peli, una supuesta "comedia agridulce", no va por ahí. Hasta los justifica, que moralmente es caer en picado.
No digo con esto que el film se a malo. Su ritmo es decente aunque algunas partes (esa boda…) son soporíferas, su dirección briosa, su música efectiva, sus interpretaciones ajustadas y bla, bla, bla, pero a mí me resulta una peli irritante. Desagradable.
lunes, febrero 08, 2010
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4 comentarios:
Pues no estoy de acuerdo contigo. La peli deja un mal cuerpo de cojones, seguro, pero no creo que todos los personajes acaben en el mismo lugar donde hbían empezado, no creo que sea así en el caso del personaje de Clooney ni en el de su "aprendiz".
Ni de coña termina ninguno de ellos dos en el mismo lugar, ni de coña. Y ahí está la historia.
El que se denomine "comedia agridulce" o similar, es cosa de los señores de marketing y no deberías juzgarla basándote en las etiquetas que le pongan esos señores en el cartel, que ya sabemos de qué suele ir la vaina.
En fin, te han caído antipáticos todos ellos, vale, pero la peli es cojonuda.
No es una mala peli, efectivamente. Y entiendo que guste.
Para mi fue como si el charlatán de Gracias por fumar se encontrara con Juno 15 años después. O sea, ahora.
Israel: Curiosa fusión.
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