Hace mucho que no acabo una novela. Le pongo intención. La pila de libros por leer va descendiendo rápidamente. Demasiado. Los dejo a la mitad, o incluso antes. A veces de muy mala leche, porque a mí los libros no me los regalan. Los he abandonado por aburridos, caprichosos, pedantes, mal dialogados, sin alma, sin estilo, sin garra… Menos mal que acabo de cerrar ‘Fragmentos de un cuaderno manchado de vino’, colección de relatos y artículos de Bukowski, inéditos en España. ¿Por qué siempre queda Bukowski?
Me gusta cuando habla de la importancia de escribir PARA UNO MISMO y la nimia importancia y glamour del hecho de darle a la tecla: “Escribo como función. Sin ello me pondría enfermo y moriría. Es parte de uno en la misma medida que el hígado o el intestino, y tiene más o menos el mismo glamour”.
Siempre me gusta cuando escribe sobre el trabajo. Eso es lo que mejor se le dio siempre a Bukowski. No conozco a nadie igual. Me gusta porque no hay semana en la que no sienta que todo esto va a estallar el día menos pensado. Cuando veo a una cajera del Eroski, al encargado de una gasolinera, al currela de una hamburguesería o a un aparcacoches, los observo y me pregunto: ¿HASTA CUÁNDO vivir así? ¿Hasta cuándo se van a dejar mangonear de esa manera?
“No quería formar parte de nada. El impulso animal y la energía de mis semejantes me pasmaba: que un hombre fuera capaz de cambiar neumáticos el día entero o conducir una camioneta de helados o presentarse al Congreso… todo eso me superaba. No quería empezar. Sigo sin querer. Cualquier día que pudiera estafarle a este sistema de vida me parecía una buena victoria”.
Payasada establecida, la repiten muchos: “Para ser escritor hay que trabajar”. Trabajo, trabajo, trabajo. ¡No, capullos! Para escribir habrá que pasear, comer, mirar, aburrirse, escuchar, hablar, beber, follar, sentir la estupidez o el poder echándote el aliento, odiar, mentir, despreciar, amar, admirar… y vete a saber si sale algo. Dice Bukowski que la escritura “llega cuando le viene en gana. No se puede hacer nada al respecto. No se puede exprimir más escritura de la vida que la que hay. Cualquier tentativa de hacerlo provoca un pánico en el alma, difumina y sacude la frase”. De trabajo nada.
Sabía que Bukowski había resucitado editorialmente a su maestro John Fante. Lo que no sabía es que había conocido en persona a ese gigante. El relato de esos encuentros es lo mejor de ‘Fragmentos de un cuaderno manchado de vino’. Se lo he fotocopiado a NAPALM. Sí, todavía nos pasamos cosas fotocopiadas. Lo va a disfrutar.
Escrito el sábado 27 de febrero de 2010.
martes, marzo 02, 2010
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5 comentarios:
Tengo ganas de hincarle el diente, por lo que parece no pierde calidad y sigue diciendo verdades como puños
Me llamo Alejandro, hace años lei a Bukowsky, y lo tenía o creía que tenía superado por aquello de pretender ser mejor persona...superar cierto nihilismo existencial,,pero ahora veo que la superación tiene un punto y aparte que hay que volver a los clásicos como Buckowsky, esta referencia me ha llamado la atención,abráque buscarla.
El trabajo está sobreestimado, porque supuestamente dignifica al hombre...ya sabemos que nos es verdad..
Me llamo Alejandro, hace años lei a Bukowsky, y lo tenía o creía que tenía superado por aquello de pretender ser mejor persona...superar cierto nihilismo existencial,,pero ahora veo que la superación tiene un punto y aparte que hay que volver a los clásicos como Buckowsky, esta referencia me ha llamado la atención,abráque buscarla.
El trabajo está sobreestimado, porque supuestamente dignifica al hombre...ya sabemos que nos es verdad..
¡Bukowski, menudo poetazo!
No escribes porque te gusta demasiado lo que lees, no te sientes a la altura de tus maestros de vino y bañera y abandonas. Además, que cuesta mucho darle a la tecla. No al trabajo! Bubowski.
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